- Publicidad -

New York- El destacado comunicador y productor de eventos Luis Freddys Gómez, puso en circulación en la ciudad de New York su gran libro “Mi Identidad” que reúne una recopilación de vivencias y experiencias. Según dice el autor, este libro tiene la particularidad que desde que usted abre la primera página, enseguida se conecta con la historia y lo mantiene atento hasta el final. Personas que no tienen hábito de la lectura han comentado que lo han leído en dos horas.

“Mi Identidad”, es un libro completo, sencillo con un diseño especial cargado de bellas fotografías, que comienza con la dedicatoria, agradecimientos, prólogo, comentarios, preámbulo y la introducción. El contenido básico está plasmado en doce capítulos comenzando por el número uno titulado: Y así comienza la historia de mi vida, seguido por: Un buen susto me quita el hipo y finalmente de regreso al consulado norteamericano. Es decir una historia que comienza en el 1999 hasta 2016 una triste fecha y muy recordada por la muerte de su querida Madre.

Luis Freddys Gómez da gracias a Dios porque pudo superar todas las vicisitudes y seguir cosechando el éxito. El comunicador agradeció a la líder comunitaria Fary de Leon por su excelente prólogo del libro. A Yohanna Lucia Sufran Feliz por su clara crítica de “Mi Identidad” y a los amigos, seguidores, hermanos y a todos lo que de una u otra forma me siguen respaldando con la compra del libro y sus comentarios que me ayudan a crecer.

“Con este libro no pretendo marcar un histórico precedente, pero sí llamar la atención de cada lector. Mi deseo es que el mismo sirva de inspiración para que puedan entender que aun en medio de dificultades y obstáculos se puede sobrevivir con éxito; y sobre todo, sin depender de nadie, lograr su verdadera identidad”.

Para adquirirlo con simplemente contactar por whatsApp al 347-598-8493. Este libro te enseña a través de cada narración a ser “NUNCA VICTIMA”. Para mensaje por email: Luisfreddysproductions@lice.com

Prólogo por Fary de León: Tener la oportunidad de ser parte de la vida de mi amigo y hermano en el prólogo de su primer libro es un privilegio que agradezco a Dios infinitamente por haberlo puesto en su corazón. Sé que muchas personas podrían y estarían a la altura de esta asignación pero me satisface mucho haber sido yo la escogida para darle la bienvenida e introducción a “Mi Identidad” obra basada en vivencias que definen al hombre que hoy conocemos. Un hombre difícil de descifrar pero muy fácil de amar, intenso, profundo, cínico, risueño y con los pies bien puestos sobre la tierra. Si algo admiro y respeto de mi amigo es su disciplina para conquistar sus metas, lo he visto alcanzar todo lo que se ha propuesto incluyendo este libro.

La vida es lo que cada quien haga de ella, cada uno de nosotros le da el significado con el que se sienta cómodo, el que lo identifique. Dios en su infinita sabiduría nos creó individuales, con libre albedrío, con huellas digitales diferentes de modo que los seres humanos a pesar de que en algunos casos hayan gemelos sean distintos en su forma de pensar, en su forma de actuar y en su forma de vivir. Pues cada uno de nosotros tiene un sello de identidad distinto y eso nos hace únicos.

“Se la comió el balbu en su creación “ Sin embargo, tuve la oportunidad de conocer dos personajes que aparentaban ser diferentes pero conocer a uno de ellos era conocer al otro, me refiero a mi amigo Luis Freddys y su mamá Sarina. Si me tocara definir su relación diría que eran dos cómplices en silencio, aliados, conectados no solo de sangre y sentimientos sino en lo espiritual, pues mentalmente eran lo mismo, uno con título universitario y otro con título de la vida.

Algunas de las situación es en las que me tocó interactuar con ambos y ser designada como investigadora de ambos (a escondida del otro) me impactaron pues si algo era claro en su misteriosa forma de actuar era el amor que se tenían y lo mucho que uno conocía al otro, tenía que ser así pues ellos eran como un espejo que la conducta de uno refleja al otro.

Entre las muchas anécdotas que recuerdo es un tiempo en el que Luis Freddys estuvo muchos meses sin trabajo, imagínense un hombre viviendo solo en Nueva York, pagando renta, sin familia, dependiendo de si mismo, en una sociedad donde a cada quien solo le preocupan sus intereses personales, situación preocupante, lo cual pondría loco a cualquiera sin embargo para mi amigo lo más importante era que “Sarina no se enterara que él estaba sin empleo y que esto le causara algún tipo de preocupación. Su obsesión por cuidar de que ella no se preocupara por él era tal, que en ocasiones usaba el dinero que le serviría para comer y se lo enviaba como si a él le sobrara o cómo si ella lo necesitaba solo para no despertar sospechas.

Si eso me impresionaba, mucho más me marcaba su citas sabatinas con su madre por teléfono, esa llamada que religiosamente se hacían cada sábado, era un espacio y un tiempo sagrado en que el sacaba su mejor sonrisa para que su mamá no sospechara que algo estuviese mal.

A pesar de que ambos no se expresaran Amor en sus conversaciones, pues no querían enseñar la debilidad que tenían el uno por el otro, era más que obvio que nadie podía ocupar el espacio de esa llamada y mucho opinar en las quejas que expresan en ocasiones el uno del otro.

Recuerdo que Luis Freddys tuvo un infarto y en su cama del hospital solo le preocupaba y repetía: “Que Sarina no se enteré” no quería preocuparla y peor aún, mucho menos que él no pudiera estar para lo que ella necesitará.

En el hospital le tomé varias fotos, en su cama de emergencia y luego cuando le estaban dando de alta, en esas fotos tenía la mayor de las sonrisas pues quería enviarle esas fotos a Sarina al momento que le decía que tuvo dicho infarto, para que de esa manera ella pudiera comprobar que el estaba bien y no se preocupara.

Mis experiencias antes y después de visitar a la madre de mi amigo se caracterizaban por lo mismo. El me daba indicaciones de observar que ella estuviese bien, que no le faltara nada, recuerdo que una vez me dijo, fíjate en la despensa donde guardan la comida a ver si tiene compra y disimuladamente fíjate a ver si las puertas de la despensa y los gabinetes tienen carcoma para mandarla a arreglar.

Por su parte ella: Dígame la verdad, cómo usted lo ve, él cree que con esa sonrisa me engaña, yo sé cuando a él le pasa algo, se cuando mi hijo no está bien, siempre tenga mi número guardado y cualquier cosa usted me llama que él no se dé cuenta y así se si algo le pasa sin tener que esperar el sábado pues el no me va a decir la verdad.

Si continúo contando anécdotas de mi, interactúa con ambos le robaría parte de la esencia al autor y esa no es mi intención, solo quise destacar lo antes expresado como apoyo al título de la obra “Mi Identidad “ Identidad marcada por la influencia de una mujer fuerte, sensible, trabajadora, con un carácter intimidante pero con un corazón sensible, lleno de amor pero cubierto y protegido para no mostrar su verdadera identidad, cualidades que los que conocemos cercanamente a Luis Freddys saben que lo distinguen.

Una persona que con hechos te demuestra su amor pero nunca con palabras, un hombre que se entrega intensamente en lo que hace camino a la excelencia y perfección. Alguien al que difícilmente veas llorar aunque su almohada está llena de lágrimas, pues mostrar su vulnerabilidad (según ellos) los expone como personas débiles
Herencia de su madre.

Sé que en el recorrido de su vida durante la lectura de esta obra descubrirás cómo una persona marca e influye en la identidad de alguien. Espero que al igual que a mi esta obra te guíe a encontrar la persona que marcó tu vida camino a tu identidad.

Críticas por Yohanna Lucia Sufran Feliz: Que es la identidad? Un conjunto de características y rasgos de una persona que permite distinguirla de los demás. 46 cromosomas que tienen el poder de forjar hasta nuestra forma de hablar, caminar, sentir y conectarnos con los demás. En su obra, “Mi Identidad”, Luis Freddys Gómez, nos narra el Valor y el poder de las experiencias y las lecciones que nos inculcan cada prueba que nos da la vida. Felicidades, mi compadre por abrir tu corazón y desnudar tu alma en cada letra, página y capítulo de este libro. Ya conocía la mayor parte de tu historia, pero lo dulce fue descubrir los matices de tu espíritu luchador. De cerca conozco el dominio que tienes del lápiz y papel. También conozco esa creatividad y talento natural que tienes para darle vida a cada historia. ¡Sin desperdicios! Felicidades, te auguro muchos éxitos. Sé que este es solo el comienzo.

Por José Zabala