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Santo Domingo- Técnicos de las oficinas nacionales de Estadísticas y de los ministerios de Agricultura de 26 países de América Latina y el Caribe participan en un curso regional de capacitación sobre medición de pérdidas de alimentos post-cosecha, organizado por la FAO y la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE).

El entrenamiento impartido del 16 al 18 de septiembre pretende incrementar el conocimiento de los participantes para aplicar métodos estadísticos apropiados para producir datos e indicadores de pérdidas post-cosecha y monitorear su progreso hacia el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

La capacitación estuvo a cargo de Alicia English, oficial de la División de Estadísticas de FAO en Roma, quien abordó temas tales como Índice Global de Pérdidas de Alimentos, recolección de datos de pérdidas, estrategia para la integración de datos, estrategias de muestreo y representatividad, así como el monitoreo y el reporte de datos.

Impacto de las pérdidas en la seguridad alimentaria

De acuerdo a la FAO, la pérdida de alimentos tiene un gran impacto en la seguridad alimentaria de las personas, en el desarrollo económico y en el medio ambiente, por lo que se requiere aumentar la disponibilidad y calidad de los datos que permitan implementar programas de reducción y prevención de estas pérdidas.

La pérdida de alimentos incluye la merma del producto en su conjunto (incluidas las partes comestibles y no comestibles) y las pérdidas, directas o indirectas que ocurren durante el almacenamiento, el transporte y el procesamiento, así como también de las cantidades importadas relevantes.

Las pérdidas post-cosechan se sitúan entre el 15 y hasta el 50% de la producción, debido a causas muy diversas como son la recolección en momento inadecuado, exposición excesiva a la lluvia, la sequía y las temperaturas extremas, la contaminación por microorganismos y los daños físicos que reducen el valor del producto.

Este tema se encuentra entre las prioridades de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que han establecido la Meta 12.3, de reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita en los niveles minoristas y de consumo, y reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas post-cosecha para el 2030.