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Seúl- El expresidente surcoreano, Lee Myung-bak, se personó en la oficina de la fiscalía del distrito central de Seúl para declarar por las sospechas de que recibió algo más de 10 millones de dólares en sobornos cuando fue jefe de Estado entre 2009 y 2013.

Entre un fuerte dispositivo de seguridad y ante la presencia de una multitud de periodistas, el expresidente conservador hizo una breve declaración disculpándose por “generar inquietud” en el pueblo surcoreano antes de entrar en las dependencias.

También se cree que está envuelto en una serie de irregularidades relacionadas con el fabricante de autopartes Das, controlada por su hermano, Lee Sang-eun, y que cometió un abuso de poder al presionar la oficina presidencial y a la cancillería para que esta empresa pudiera recuperar una serie de fondos invertidos en EEUU.

Lee ha negado todas las acusaciones y ha denunciado que la investigación es en realidad una venganza política encabezada por el actual Gobierno del liberal Moon Jae-in.

Se trata del quinto expresidente surcoreano que es llamado a declarar ante la fiscalía y lo hace con el recuerdo aún vivo del procesamiento de su sucesora, la también conservadora Park Geun-hye.

El año pasado Park se convirtió en el primer jefe de Estado en democracia en ser destituido por corrupción y su sentencia se espera para las próximas semanas después de que los fiscales hayan pedido para ella 30 años de cárcel.