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Esta vez, lamentablemente, no correrán la misma suerte. Hace poco más de 10 días, los habitantes de Puerto Rico veían cómo pasaba de largo el temible huracán Irma. Notaron sus efectos, pero quedaron a salvo de la virulencia extrema del ciclón más grande jamás registrado en el Atlántico. Pero el huracán María, que sigue en gran medida la estela de Irma, se ha empeñado en visitar la isla. Un ciclón, éste, que puede tener la misma capacidad destructiva del huracán que lo antecedió.

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Hacía casi 30 años que un huracán de estas dimensiones no sobrevolaba Puerto Rico. Y las consecuencias pueden ser terribles. A pocas horas de llegar al país caribeño, María cuenta ahora mismo (08:58 hora española) con vientos sostenidos de 270 km/h. Aunque no lo parezca, la potencia del ciclón ha disminuido ligeramente. Pero es un espejismo: ha bajado su intensidad mientras el ojo del huracán se engrandece, algo que indica que su virulencia se recrudecerá.

Hace unos días, las previsiones no apuntaban a que María adquiriera tal virulencia. Pero el ciclón ganó intensidad en un espacio breve de tiempo. Se esperaba que no pasara de categoría 4, y lo cierto es que fluctuó de la categoría 3 a la 5 en pocas horas.

Imagen del huracán María (Noaa Handout / EFE)

“Aquí entra en juego la temperatura del agua del océano, que es la fuente de energía de los huracanes”, explica a La Vanguardia Mònica Usart, meteoróloga de RAC1 y 8tv. “Cuando un ciclón pasa por una zona de aguas cálidas, tiene más combustible”, añade. Cabe tener en cuenta que en las latitudes por las que circula María hay puntos en los que la temperatura del agua del mar llega a alcanzar los 30 grados.

El agua cálida genera más “vapor de agua, que va alimentando la tormenta”. “Sin embargo, cuando ésta toca tierra pierde su fuente de energía y se va deshaciendo poco a poco”, agrega Usart.

Salvando las distancias, es algo similar a lo que ocurre, por ejemplo, en el Mediterráneo. “Aquí es más probable que haya tormentas en otoño, una vez que ha pasado el verano, estación en la que se ha ido calentando el agua del mar. Si ésta estuviera fría, no sería una fuente de alimentación”, subraya esta meteoróloga.

Poco corriente

Es verdad que ahora es temporada de huracanes -va del 1 de junio hasta el 30 de noviembre-, pero también es cierto que “hacía años que no se daba una concatenación de huracanes de magnitud 5 en un espacio tan breve de tiempo y además que tocaran tierra”, puntualiza Usart.

En este sentido, esta meteoróloga vaticina que quizás los científicos tendrán “que plantearse la idea de aumentar la escala Saffir-Simpson”, que llega hasta la intensidad 5 y que mide la potencia de los huracanes. Y es que parece que el cambio climático está creando fenómenos meteorológicos cada vez más severos.

El efecto Fujiwhara

Algunas previsiones hablan de que los huracanes José y María -el primero de categoría 1 y situado ante la costa este norteamericana y el segundo oscilando en estos momentos entre las magnitudes 4 y 5 y sobrevolando Puerto Rico- podrían protagonizar un efecto Fujiwhara al encontrarse en sus respectivos caminos (las probabilidades de que ocurra no son muy elevadas pero se podría dar el caso). Pero, ¿a qué hace referencia este efecto?

El efecto Fujiwhara es la interacción que se produce entre dos ciclones cuando éstos coinciden en un punto concreto de sus respectivas trayectorias. El nombre hace referencia al meteorólogo japonés Sakuhei Fujiwhara, que describió el fenómeno en 1921.

Imagen que muestra los huracanes José (arriba) en el Océano Atlántico y María en el mar Caribe (Us Navy Handout / EFE)
Imagen que muestra los huracanes José (arriba) en el Océano Atlántico y María en el mar Caribe (Us Navy Handout / EFE)

La teoría expone dos supuestos en función de si los ciclones que coinciden en espacio y tiempo son o no de una misma intensidad. Si ambos tienen la misma, estos tenderán a orbitar sobre un punto concreto ubicado entre ellos. En cambio, si uno de ellos tiene mayor intensidad, el de menor potencia empezará a orbitar alrededor del más fuerte para acabar siendo engullido por él.

Aunque no es un fenómeno que se dé de manera recurrente, ha tenido lugar en varias ocasiones. Sin ir más lejos, a finales del pasado mes de julio, cuando coincidieron el huracán Hillary y la tormenta tropical Irwin frente a las costas mexicanas del Pacífico.