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Cuando Michael Jordan hizo su última canasta para los Chicago Bulls, lo cual ocurrió hace 20 años el próximo mes, la respuesta era muy sencilla. Si bien se podía armar argumentos a favor de Bill Russell por sus anillos de campeón, o por Wilt Chamberlain por su dominio estadístico, y por Kareem Abdul-Jabbar por su longevidad, el consenso era claro: Jordan era el jugador de básquetbol más grande que jamás había vivido.

Y llegó LeBron James, retador al trono de Jordan como nunca habíamos visto. La comparación entre James y Jordan, antes prematura, ahora es perfectamente plausible. Esta es la decimoquinta campaña de James en la NBA, igualando el total de Jordan y ya ha jugado 71 juegos más en temporada regular y la increíble cifra de 49 partidos en playoffs más que Jordan. James sigue firmemente establecido como el mejor jugador de la liga a sus 33 años y sigue sumando jugadas para sellar victorias en playoffs a su hoja de vida a un ritmo casi semanal, por lo que vale la pena hacerse la pregunta: ¿Jordan o LeBron?

Campeonatos añadidos: James se acerca rápidamente

Hace dos años, cuando ESPN hizo su ranking de los mejores jugadores en la historia de la NBA (con Jordan de primero y James tercero detrás de Abdul-Jabbar), desarrollé una métrica que pudiera evaluar a las estrellas más grandes de la historia de la liga a través de las décadas en un campo equitativo. El resultado fue la métrica de “campeonatos añadidos”, que utiliza la estadística de win shares creada por Basketball-Reference.com, a fin de estimar cuánto agregó un jugador a las oportunidades de su equipo de alzarse con el título de esa temporada, basándonos en su desempeño en campaña regular y playoffs.

Entonces, Jordan fue primero y James tercero de acuerdo a los números (aunque Chamberlain, y no Abdul-Jabbar, ocupaba el sitial entre ambos). Sin embargo, James ha pasado los más de dos años que han transcurrido desde entonces cimentando su legado, siendo el caso más notable cuando comandó a sus Cleveland Cavaliers al título 2016 al sorprender a Golden State en las Finales de la NBA luego que los Warriors superaran a los Chicago Bulls de 1995-96 con Jordan a la cabeza para ostentar el mejor récord de temporada regular de un equipo en la historia. En ese momento, apunté que la carrera de playoffs de James lo había hecho superar a Chamberlain y ubicarse en el segundo puesto en campeonatos añadidos de la historia de la NBA.

Veamos nuevamente una comparación entre James y Jordan de acuerdo a la métrica de campeonatos añadidos (sumando temporadas regulares y playoffs), temporada por temporada.

Año tras año, Jordan mantuvo ventaja sobre James durante sus respectivas carreras. Sin embargo, James recortó la brecha durante su decima temporada (en la cual, Jordan regresó para jugar los 17 últimos partidos en 1994-95 luego de su primer retiro), antes de que Jordan se alejase durante la segunda ocasión en la cual los Bulls se alzaron con un tricampeonato.

Debido a la forma en la cual los campeonatos añadidos sólo reconocen temporadas de calidad y no meras acumulaciones estadísticas, Jordan no sumó casi nada a su total al volver con los Washington Wizards a los 38 años. (La suma de campeonatos añadidos tras dos campañas de Jordan con los Wizards: .01).

Al seguir jugando a niveles cercanos a su tope de forma constante y longeva en su carrera, James casi ha igualado a Jordan. En cuanto a campeonatos añadidos en zafra regular y playoffs sin ajustar, la cuenta a finales de la temporada regular 2017-18 era de 4.74 para Jordan y 4.48 para James. Si James puede tener un desempeño cercano a su carrera de playoffs del año pasado (.35 campeonatos añadidos), superará a Jordan en campeonatos añadidos de por vida el próximo mes.

Playoffs vs. Temporada Regular

Una de las conclusiones que conseguimos al comparar a Jordan y James mediante la métrica de campeonatos añadidos es que la ventaja actual de Jordan se debe completamente a su desempeño en temporada regular. Aunque ahora James ostenta mayor cantidad de win shares de por vida que Jordan (superándolo esta temporada, quedando en el tercer puesto de todos los tiempos por debajo de Abdul-Jabbar y Chamberlain), Jordan sumó mayor cantidad de campeonatos añadidos en la temporada regular porque su valor se concentró más en sus mejores temporadas. Lo que es lo mismo: los aportes hechos por MJ en sus mejores campañas regulares fueron más valiosos, lo cual ha sido compensado por LeBron en valor acumulativo.

Los dos contendores al puesto del “Más Grande de Todos los Tiempos” están virtualmente igualados en campeonatos añadidos estimados basándonos en sus premios obtenidos, tercer componente de la ecuación. Jordan (3.05) está ubicado por encima de James (3.01) debido a su modesta ventaja en MVP shares de por vida. James probablemente tendrá el liderato una vez que la votación al Más Valioso de este año termine en la suma.

Eso nos deja al valor de James en playoffs como su argumento más poderoso. Su 2.24 en campeonatos añadidos en los playoffs superan a Jordan (2.05) y, por ende, al resto en la historia de la liga. Eso sería difícil de entender si comparamos que Jordan tuvo seis campeonatos y James ha alcanzado tres y que los equipos de este último tienen récord de 3-5 en las Finales de la NBA. Sin embargo, James sale adelante por un par de motivos.

Primero: James simplemente ha amasado más oportunidades en los playoffs al jugar mayor cantidad de partidos en temporadas en las cuales ha quedado a pocos pasos de alzar el trofeo. Si bien su ventaja en partidos jugados se debe ligeramente a la expansión hecha por la NBA a la primera ronda de la postemporada, pasando de jugar un máximo de cinco cotejos a siete después que Jordan terminara su carrera en playoffs, James ha participado en 43 series de playoffs, contra las 37 de Jordan, y eso sin incluir las venideras Finales de la Conferencia del Este. Naturalmente, James se merece la mayor parte del crédito de sus equipos por llegar a esas series adicionales y ganar suficientes partidos, por lo cual, ha tenido mayores oportunidades de ganar el título de la NBA, incluyendo ostentar mayor cantidad de apariciones en las Finales que los equipos comandados por Jordan.

Segundo: En mayor medida, el hecho que los equipos de James pierden en el mayor escenario de la NBA no se debe a la actuación particular de LeBron en gran medida. Ese caso fue correcto en 2007, la primera aparición de James en Finales a sus 22 años; y en 2011, cuando tuvo serios problemas cuando el Miami Heat cayó ante los Dallas Mavericks. Desde entonces, de acuerdo a mi métrica de triunfos sobre jugador de reemplazo (WARP), la actuación de James en Finales en las cuales su equipo cayó derrotado (2014, 2015 y 2017) se ha comparado favorablemente con el desempeño de Jordan en las finales que su equipo ganó e incluso, sobre la actuación de James en sus tres temporadas como campeón, en las cuales se hizo acreedor de tres MVP. Eso suma seis finales en las cuales la actuación de James se ha sostenido positivamente al compararse con la de Jordan.

Si bien Jordan tiene una ventaja cómoda en WARP en finales por partido jugado; James, debido a dos apariciones extras, ha acumulado mayor WARP en finales (10.9) que Jordan, o cualquier otro jugador desde la fusión de la NBA con la ABA.

El gran debate: calidad de juego

Los respectivos lados del debate Jordan – LeBron son más vehementes cuando discuten cuál jugador ha tenido mayores dificultades para dominar en su respectiva era. Si escuchan a los defensores de Jordan, entenderán que sus contrarios lo marcaban con esposas abiertas para evitar que llegara a la cesta. Por su parte, los adeptos de LeBron les harían creer que Jordan ganaba a cinco hombres escogidos en una cancha de un parque cualquiera para ganar sus campeonatos.

Hay algo de cierto en ambos argumentos. La defensiva física era más común en la era de apogeo de Jordan, cuando se permitía tácitamente ir contra las manos a pesar de ser oficialmente prohibido. A la vez, la sofisticación de las defensivas en la NBA se ha incrementado de forma dramática desde que la regla de “defensiva ilegal” fuera eliminada en 2001. Es imposible decir de forma exacta cómo James habría reaccionado en una era en la cual había menor creación de espacios en la cancha y más juego físico, o si un Jordan moderno habría podido depender más de su triple que de penetrar la pintura.

Con ello en mente, tomar en cuenta la calidad de juego es un factor importante en la discusión de quién es el más grande de todos los tiempos. De hecho, si no se hacen ajustes de acuerdo a las eras en lo que respecta a campeonatos añadidos en los playoffs, Jordan quedaría por debajo de George Mikan, quien dominó una NBA en crecimiento, en medio del proceso de integración racial.

Por ende, hago ajustes en cuanto a la calidad de la liga, basándome en el hecho si los jugadores que participan en varias temporadas juegan más o menos minutos por encuentro. Cuando la liga mejora, los minutos por partido disminuyen para esos jugadores. Cuando declina, como es el caso de una expansión, tienden a jugar mayor cantidad de minutos por partido.

Debido a que las carreras de Jordan y James no se encuentran separadas por mucho tiempo, la diferencia no es tan dramática como en el caso de Mikan. Aun así, las ligas en las cuales James ha formado parte siguen siendo en promedio 12 por ciento mejores que las de Jordan, lo cual tiene sentido dada la reciente infusión de talento internacional. Estimo que la terna de talento de la cual la NBA toma sus jugadores ha crecido en un 28 por ciento desde 2003, mientras que la liga sólo ha sumado un equipo a sus filas.

Cuando hago los ajustes por calidad de liga, James no se encuentra apenas al límite de alcanzar a Jordan como el más grande en valor acumulativo. Bajo estos criterios, ya tiene a Jordan en el retrovisor, con 4.66 campeonatos añadidos totales, mientras que Jordan suma 4.28.

Decisión dividida

Parte del reto de este debate que trata de definir quién es “El Más Grande” trata sobre una definición: ¿Se refiere al jugador que llegó al pico más alto, o al que tuvo la mejor carrera?

En una base hipotética en la cual escogimos un lado para ganar un partido o serie en particular, tal como “la premisa marciana” utilizada por Bill Simmons en su obra “The Book of Basketball” enfrentando al mejor equipo posible de jugadores de la NBA contra extraterrestres, Jordan sigue siendo el mejor. Su campaña de 1990-91 fue la mejor que hayamos visto jamás: una súper estrella que combina grandeza en lo individual con la capacidad de compaginarse con el concepto de equipo manejado por Phil Jackson, basado en la ofensiva triangular (quizás, en contra de su propia voluntad).

La alternativa hipotética es la siguiente: Imaginen un draft en el cual se puede escoger cada jugador de la NBA al comienzo de su carrera. Ese equipo se beneficia de la carrera de dicho jugador tal como se desarrolló, sin posibilidades de que nadie se llevara sus talentos hasta South Beach. Esa es exactamente la interrogante que los campeonatos añadidos trata de resolver; y de forma casi inminente, la superioridad eventual de James es inevitable. Después de todo, miren lo que sucede cuando presentamos de forma gráfica los campeonatos añadidos por edad en vez de experiencia.

Ahora, James se impone en cada edad, gracias en parte a haber comenzado su carrera más joven que MJ; además, se produce porque alcanzó su tope de desempeño más pronto. Antes de sumar los playoffs de esta temporada y sin el ajuste hecho por calidad de la liga, James ya tiene más campeonatos añadidos para su temporada con 33 años de edad, comparado con lo hecho por Jordan a sus 34 años. Salvo una lesión o una poco probable decisión de retirarse del baloncesto como lo hizo Jordan, James pronto superará a Jordan en puntos de por vida. De hecho, ya lo supera por amplio margen en las categorías de rebotes de por vida y asistencias.

Un equipo que tomara en el draft a James y su carrera por completo aseguraría ser contendor al campeonato durante más de una década, gracias a su consistencia y capacidad de evitar lesionarse. Jordan pudo haber sido mejor en su apogeo, pero James ya ha sumado la mejor carrera que hayamos visto en la historia de la NBA.