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Después de obtener un grado de maestría de la Universidad de Nueva York poco después de la gran recesión, Melanie Lockert se encontraba en una situación conocida para millones de recién graduados: bajo el yugo de una deuda de estudiante —de casi 100.000 dólares después de sumar los intereses— y en un trabajo con una paga de 12 dólares la hora.

“Creo que a muchos nos dijeron que asistiéramos a una buena escuela, que saliéramos bien y trabajáramos arduamente, y podríamos conseguir un empleo con facilidad”, dijo Lockert. “Desafortunadamente, en un mundo posrecesión, no sucede así. Aun así, sin un grado universitario, es todavía más difícil conseguir empleo”.

En sus momentos más inclementes, Lockert dependió de los cupones para alimentos y vivió sin seguro médico. Sin embargo, después de tres años de presupuestos concienzudos y elegir siempre lo más barato, salió de su deuda y comenzó a escribir un blog sobre su experiencia para mantenerse a flote. Lockert no solo se repuso, sino que cambió su perspectiva y sus hábitos financieros por completo y luego usó lo que aprendió para ayudar a otros que batallan con sus deudas.

“La gente encontró mi blog y comenzó a escribirme correos electrónicos cada semana, desesperada por encontrar soluciones”, dijo. “Les escribía correos electrónicos de vuelta y les ofrecía tantos recursos y apoyo como podía”.

La historia de Lockert es un buen ejemplo de resiliencia, pero una que te cambia y te hace crecer. Es lo que las autoras Stephanie y Ama Marston llaman la “resiliencia transformadora”. En su libro, Type R: Transformative Resilience for Thriving in a Turbulent World, argumentan que la manera en que normalmente consideramos la resiliencia —solo como una “recuperación”— no nos lleva a ningún lado. En cambio, podemos usar los contratiempos como oportunidades para funcionar mejor y afectar positivamente el mundo que nos rodea.

“En cierto momento, todos, sin importar nuestros antecedentes socioeconómicos, nuestra edad ni nuestra situación, vamos a pasar por una circunstancia retadora”, dijo Stephanie Marston, una psicoterapeuta. “Así que, ¿cómo podemos usar eso para nuestro beneficio?”.

Mientras que la resiliencia es la capacidad de seguir adelante a pesar de algún revés, la resiliencia transformadora es la capacidad de mejorar a raíz de ese revés. Si Lockert se hubiera recuperado solo de su crisis de deuda de estudiante, sin aprender las lecciones cruciales como lo hizo, quizá habría cometido los mismos errores financieros, sin reflexionar jamás en lo que debería hacer diferente.

Después de entrevistar a cientos de personas como Lockert durante los últimos treinta años y estudiar el fenómeno junto con su hija, Stephanie Marston y su hija, Ama, descubrieron que la gente experimenta típicamente seis etapas distintas para convertir la adversidad en crecimiento. Estas etapas son aplicables a grupos, organizaciones, familias y comunidades, y también a individuos.

Etapa 1: Estás en tu zona de confort…

Antes de la tormenta por supuesto que hay calma.

“Cada uno de nosotros encontramos nuestro lugar en el mundo”, escriben las autoras. “Permitimos que nos definan las estructuras y sistemas que hemos establecido, desde nuestros cargos laborales y logros, hasta nuestras relaciones, familias y la casa en la que vivimos”.

Estos sistemas nos permiten operar sin pensar demasiado en nuestras decisiones y costumbres cotidianas. Nos sentimos seguros y a salvo en tales sistemas y estructuras, y aunque los gurús de los negocios y los expertos en productividad condenen la zona de confort, no es algo totalmente malo.

Los psicólogos e investigadores pioneros Robert M. Yerkes y John D. Dodson descubrieron que cierto nivel de confort y familiaridad nos permite alcanzar nuestro máximo desempeño. De alguna manera, las zonas de confort pueden darnos la energía que necesitamos para enfrentar al mundo. En cierto momento, sin embargo, podemos quedar obligados a salir de ellas. Eso tampoco es siempre malo.

Etapa 2: …y entonces viene una alteración

Ya sea que se trate de un problema de salud, un accidente o solo la abrumadora toma de conciencia de que tienes que pagar una enorme deuda, “cuando ocurre una alteración, todo se cuestiona”, dijo Stephanie Marston. Lo conocido se hace pedazos y ya no podemos contar con la realidad que nos habíamos construido.

“Para mí, ese momento llegó cuando ya no podía pagar mi vida en Nueva York y mi deuda tenía un impacto en mis elecciones, mi empleo, mi relación y todas las facetas de mi vida”, dijo Lockert.

Más adelante, en el proceso de la resiliencia transformadora, aprendes a encontrar las oportunidades en esa alteración, pero es casi imposible hacerlo en esta etapa, en la que lo más probable es que experimentes pánico y miedo. Marston sugiere que durante esta fase te enfoques en el apoyo externo.

“A menudo cuando estamos en medio de esto carecemos de perspectiva, pero nuestros amigos, familiares y colegas sí la tienen”, dice.

Etapa 3: Estás en medio del caos

Una vez ocurrida la alteración, hay caos mientras batallas para encontrar sentido en tu realidad hecha trizas. Algunas personas pueden estar en un periodo de negación en esta etapa, dice Marston. Lockert confirmó que así fue en su propia experiencia.

“La negación puede ser un consuelo, pero no es un lugar donde puedas quedarte mucho tiempo”, dijo. “La verdad siempre te alcanza”.

Marston dijo que las personas sienten mucho dolor durante esta etapa, casi como si enfrentaran una muerte.

Durante esta etapa estás forzado a enfocarte en soluciones; además, por difícil que parezca, la autocompasión es crucial en este momento, según Marston.

“Con frecuencia somos muy duros con nosotros mismos, nos juzgamos y nos culpamos”, señaló. “Reconoce que este es un momento verdaderamente difícil, pero no durará para siempre. Creo que ahí es donde mucha gente se pierde”.

“Piensan: ‘Perdí lo que tenía. Perdí todo o casi todo lo que conocía. Y ahora estoy en esta tierra de nadie’”, agregó.

Ese proceso de pensamiento puede salirse de nuestras manos con facilidad, haciendo que cuestionemos todo lo demás en nuestro entorno. Durante esta etapa, es importante concentrarse en lo que es real y no en lo imaginado, añadió Marston. De nuevo, el apoyo externo de los amigos y la familia puede ofrecer una perspectiva realista durante los tiempos caóticos.

Etapa 4: Surge un catalizador

En algún momento del proceso transformador, tienes una revelación: una nueva idea o perspectiva fresca que te ayuda a arrancar con tu transformación. El catalizador de Lockert apareció cuando descubrió que los lectores encontraban su blog si escribían en Google frases como “Quiero suicidarme debido a mi deuda”.

“Me causó una gran conmoción”, dijo. “Mi abuelo se suicidó, así que nunca pude conocerlo. Es algo que le ha causado mucho dolor a mi madre y una parte de la historia de mi familia de la que no se habla. También he lidiado con mis propios problemas de depresión e intenciones suicidas, así que sé lo que es pasar por eso”.

Este catalizador usualmente se da de manera orgánica.

“No creo que puedas forzarlo. Hay un poco de entrega implicada en este proceso”, dijo Marston. “A veces toma días, meses, incluso años recuperar la claridad”. Añadió que en la mayoría de los casos que estudió el catalizador surgió de manera natural conforme la persona aceptaba el caos y encontraba la fuerza para retomar la perspectiva.

“Amo la cita que escribió el académico Joseph Campbell”, comentó Marston. “Dijo: ‘Tenemos que dejar ir la vida que planeamos para aceptar la que nos espera’”.

Etapa 5: Te diriges a algo nuevo

Con una nueva perspectiva, puedes comenzar a moverte hacia una nueva realidad, experimentando con tu sentido de identidad y tu lugar en el mundo. Para Lockert, eso significó enviar correos electrónicos a sus lectores, conocerlos en persona y convertirse en activista de la prevención del suicidio. “Escribí una carta abierta a mis lectores que decía: ‘No eres tu deuda. La deuda no es una sentencia de muerte’. Inevitablemente, más gente comenzó a encontrarme si buscaba sobre suicidios y deudas”, dijo Lockert.

Durante esta etapa, también puedes aprender nuevas habilidades, explorar distintas oportunidades profesionales o intentar hacer otras actividades que expandan los límites de tu anterior zona de confort y den una nueva forma a tu lugar en el mundo.

“No necesariamente podemos cambiar las circunstancias en las que nos encontramos, pero sobre lo que sí tenemos control y lo que sí podemos cambiar es nuestra actitud al respecto”, dijo Marston. “Y esa es realmente la característica distintiva de la forma resiliente de pensar: cambiar nuestra forma de pensar para ver los retos como oportunidades”.

Etapa 6: Te sientes a gusto con el cambio

Una vez que has experimentado con tu nueva identidad y realidad, alcanzas un punto en el que todo ha cambiado y tú estás a gusto con eso. “Aunque mantengamos nuestros valores centrales, la renovación implica una nueva comprensión, nuevas creencias, actitudes y —sobre todo— una nueva identidad”, escriben las Marston.

El libro explica el efecto contagioso de la resiliencia transformadora, cómo va más allá de lo que experimentamos como personas y alcanza a quienes nos rodean. Idealmente, después del caos nos sentiremos motivados a contribuir a que el mundo sea menos caótico. Lockert puede dar fe de esta parte del proceso también.

“He sentido lo que es no querer despertar por la mañana. Y es aterrador”, dijo. “Que se expanda tu cosmovisión y tengas ideas nuevas sobre lo que es posible puede cambiar completamente tu vida. Así fue con la mía, así que quería ayudar a otros”.


Kristin Wong es escritora independiente y autora de “Get Money”.