Los cuatro tipos de densidad mamaria en función de la grasa y el tejido fibroglandular. Fotografía cedida por la doctora Silvia Pérez.
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“Todas tenéis que conocer vuestro tipo de mama, debe ser como vuestro DNI”, arengó Silvia Pérez, especialista en radiología, en una charla sobre la mamografía dirigida a más de 600 mujeres (y algún hombre) que recientemente llenaron el teatro Amaya de Madrid por ser o haber sido pacientes de cáncer de mama de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.

Por eso la doctora Silvia Pérez quiso transmitir a los asistentes a estas VII Jornadas para Pacientes y Familiares con Cáncer que el conocimiento de la densidad de la mama ayuda a entender el seguimiento, los estudios y la evolución en el diagnóstico y en el tratamiento del cáncer de los senos.

Y la mamografía se revela como un instrumento necesario. “Salva vidas, no puede faltar”, aseguró la radióloga a un auditorio que siguió con atención sus explicaciones.

Cuatro tipos de densidad mamaria

La edad y la fisiología condicionan el tipo de mama. A más edad, mamas menos densas en tejido fibroglandular y con más grasa.

Los radiólogos, siguiendo la clasificación estándar del Colegio Americano de Radiología, catalogan las mamas en cuatro tipos y muchos de ellos incluyen ya este dato en los informes:

a) Mama grasa
b) Mama densa con tejido fibroglandular disperso
c) Mama heterogéneamente densa
d) Mama muy densa (más tejido fibroglandular que grasa)

En los casos C y D, además de mamografía, el estudio se completa con una ecografía de mama que sirve también para descartar cualquier sospecha que se vea en los tipos A y B.

“Los tipos C y D tienen hasta cinco veces más riesgo de padecer cáncer de mama y, además, lo vamos a detectar peor”, apuntó la doctora.


Y se localizan peor porque la mamografía no es perfecta. Una lesión escondida en una mama densa es más difícil de visualizar que en una mama menos compacta. Así, las lesiones en pacientes mayores o en pacientes con mamas más grasas que densas son más fáciles de descubrir.


“Por eso muchas comentáis que la mamografía no vio vuestro tumor”, explica la doctora sobre el escenario.

También hay otros factores que influyen para que la mamografía resulte incompleta. Por ejemplo, al comprimir el seno para colocarlo en el mamógrafo es posible que haya lesiones que se queden fuera del foco por lo que sería necesario realizar proyecciones complementarias.

Fotografía cedida de una mujer realizándose una mamografía

El carcinoma ductal in situ que descubre la mamografía

El caso contrario también existe y es que en ocasiones se detectan presuntas lesiones que a veces no son malignas, falsos positivos, pero que requieren pruebas complementarias como la ecografía de mama, la resonancia magnética o una biopsia para completar  el estudio y descartar sospechas de malignidad.

“Hay que saber que algunas lesiones, aunque las detectemos, a lo mejor no evolucionan a nada malo, pero los radiólogos tenemos que diagnosticarlas para que los oncólogos decidan su tratamiento”, explica la doctora en una entrevista con EFEsalud.


Es el caso del carcinoma ductal un situ, un cáncer que se localiza en los conductos lácteos pero no es invasivo, no atraviesa los tejidos para propagarse fuera de su lugar de origen, al contrario que el ductal infiltrante que traspasa la membrana basal del conducto provocando metástasis.


Los tumores ductales un situ pueden ser de bajo, medio y alto grado.

Existen estudios para averiguar en qué casos los carcinomas ductales in situ de bajo grado pueden evolucionar, o no, a un carcinoma ductal infiltrante. “Todavía se desconoce cuáles se deben tratar y cuáles llevar un seguimiento más preciso ya que no van a producir enfermedad”, señala la radióloga del Hospital Ramón y Cajal.

En un futuro podría plantearse el escenario en el que esos carcinomas ductales un situ de bajo grado, en pacientes asintómaticas, pudieran tener un seguimiento a corto plazo sin necesidad de operar y ni tratar de forma más agresiva.

El BI-RADS, otra seña de identidad de la mama

Para completar el DNI de la mama, además del tipo de densidad, también es importante otro parámetro: el BI-RADS que indica la sospecha de malignidad. Se extrae de la mamografía, de la ecografía de mama o de la resonancia o de todas ellas. Estas son sus  categorias:

0 – Son necesarias más pruebas.
1 – Mama completamente normal.
2 – Lesiones benignas como calcificaciones, nódulos, conductos dilatados…
3 – Hallazgos con una probabilidad de malignidad menor al 2% (En estos casos se realiza un seguimiento a 6 meses, pero también se realiza biopsia y, si en 2 años no ha cambiado, se considera benigno).
4 – Posibilidad de malignidad entre un 2 y un 95%. Se subdivide en: 4A (menos del 10%); 4B (entre 10 y 50%) y 4C (entre 50 y 95%). Se realiza biopsia.
5.- Más del 95% de probabilidades de cáncer pero se confirma con biopsia.
6.- Una vez que la biopsia ha confirmado que se trata de una lesión maligna.

Otro dato que debe figurar en el informe de mamografía o de cualquier otra prueba de imagen de la mama y que debemos saber qué significa para comprender mejor el procedimiento médico.