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Ciudad del Vaticano. El papa Francisco anima a la “patria grande” de América Latina a “perseguir grandes objetivos” tras el bicentenario de su independencia, en el prólogo de un libro sobre este tema publicado hoy por el diario vaticano “L’Osservatore Romano”.

“Urge poder definir y perseguir grandes objetivos nacionales y latinoamericanos, con fuertes consensos y movilizaciones populares, más allá de las ambiciones e intereses mundanos, y lejos de maniqueísmos y exasperaciones, de aventuras peligrosas y explosiones incontrolables”, señala el pontífice.

Y añade: “Más que acomodarnos en la indiferencia y la insignificancia, somos desafiados a elevar utopías de auténtica libertad y liberación integrales, apoyadas por renovadas ‘gestas patrióticas’ (como concluye bien este libro)”.

El pontífice argentino hace estas afirmaciones en el prólogo que ha escrito para la segunda edición del libro “Memoria, coraje y esperanza. A la luz del Bicentenario de la Independencia de América Latina”, escrito por el académico uruguayo Guzmán Carriquiry Lecour.

En su texto, titulado “Hacia horizontes más vastos”, el papa recuerda que hace seis años, cuando se presentó la primera edición de este volumen, también prologado por él, “América Latina estaba concluyendo un ciclo de fuerte crecimiento económico en condiciones internacionales favorables”.

Sin embargo, Francisco asegura que “una gran oleada de depresión provocada por la crisis económica mundial, unida a cadenas de corrupción y violencia, ha marcado una transición hasta el momento actual”.

Un contexto en el que, considera, “América Latina parece vivir en la angustia y la incertidumbre, con estructuras políticas mermadas, con un nuevo incremento de la pobreza y con una profundización de los abismos de la exclusión social para muchos”.

“¿Qué está sucediendo en América Latina? ¿Qué queda del apelativo de ‘Continente de la esperanza?’ ¿Quizá nos hemos resignado a un pragmatismo de muy poca envergadura en medio de la confusión? ¿Nos limitamos a operaciones de cabotaje sin rutas seguras? ¿Hemos vuelto a confiar en ideologías que han demostrado fracasos económicos y devastaciones humanas?”, cuestiona.

En su opinión, “el Bicentenario de la Independencia es una buena ocasión para alzar el vuelo y mirar hacia horizontes más vastos”.

Por esa razón, estima, “hay una necesidad de debates serios y apasionados sobre nuestro pasado, presente y futuro”.

“Debemos desarrollar y debatir proyectos históricos que miren con realismo a una esperanza de vida más digna para las personas, las familias y los pueblos latinoamericanos”, recomienda.

Francisco concluye el prólogo recordando que conmemorar el bicentenario “o sirve para recoger la herencia interpelante y las cuestiones no resueltas que nos ha dejado la independencia (…) o no sirve para nada”.

“Solo sería un nuevo motivo de distracción y de manipulación folclórica. No desaprovechemos los grandes eventos de nuestra historia”, zanja.