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La cantidad de desechos electrónicos generados en el mundo podría alcanzar los 52.2 millones de toneladas métricas para el año 2021, según el informe The Global E-waste Monitor 2017, elaborado por la Universidad de Naciones Unidas y la Unión Internacional de las Telecomunicaciones.

El mismo documento establece que, en el 2016, en República Dominicana se producían alrededor de 59,000 toneladas métricas de basura electrónica.

Este crecimiento en el volumen de residuos electrónicos (dispositivos alimentados por energía eléctrica que han sido descartados o cuya vida útil ha finalizado) se ha convertido en un tema crítico.

“Lo que inició siendo un conjunto de artilugios, dispositivos o gadgets utilizados por una minoría se han convertido en un uso cotidiano de la mayoría y eso entonces ya tiene un impacto en la clasificación de los desperdicios y, sobre todo, tiene un impacto medioambiental”, dice Hiddekel Morrison, ingeniero y experto en temas de tecnología.

En la fabricación de aparatos electrónicos se emplean componentes que, de no ser desechados adecuadamente, resultan nocivos para el ambiente, entre ellos plomo, litio, mercurio, cadmio y cromo.

“Cuando estos dispositivos van a un vertedero y quedan mucho tiempo ahí van soltando, con el agua que cae y muchos otros materiales que hay, una especie de líquido tóxico contaminante que va a los subsuelos y hace muchísimo daño”, advierte Morrison.

De acuerdo con el informe de Universidad de Naciones Unidas y la Unión Internacional de las Telecomunicaciones, la cantidad global de desechos electrónicos está compuesta sobre todo por equipos pequeños (aspiradoras, microondas, abanicos, tostadoras, máquinas de afeitar, calculadoras, radios, videocámaras, juguetes eléctricos), equipos grandes (como los electrodomésticos), equipos de intercambio de temperatura (refrigeradores, aires acondicionados, etc.), pantallas, monitores, bombillas y pequeños equipos inteligentes y de telecomunicación como los celulares.

Responsabilidad Compartida

El problema de la basura electrónica o e-waste exige una respuesta integral. Por un lado, los fabricantes tienen la responsabilidad de apostar por el uso de materiales menos contaminantes y ejecutar acciones sociales de concientización y de recolección de los desechos de sus productos. Por otro lado, se encuentra el Estado, que tiene la obligación de crear políticas públicas para mitigar el problema.

“Es el Estado el que tiene que buscar normativas o leyes que lleven a los fabricantes a tener mayor responsabilidad sobre esos desechos – afirma Morrison-, pero que también oriente a los consumidores para que sepan tratarlos y luego, tanto el tema de las alcaldías, el Ministerio de Medioambiente, poder tener procedimientos de tratamiento de desechos sólidos y también clasificación de los mismos y hasta dar licencias y estimular al negocio y la explotación del desperdicio electrónico”.

Y es que, según el especialista, la gran salida a esta problemática consiste en ver los residuos electrónicos como una oportunidad de negocio.

Entre los materiales que integran estos aparatos se encuentran pequeñas cantidades de metales preciosos (por ejemplo, oro y plata), además de otros componentes que pueden ser de gran valor económico.

Iniciativa: reciclaje por W-WASTE en Santo Domingo

Por la preocupación de consumidores conscientes, la empresa de reciclaje GreenLoveRD se vio motivada hace algunos años a incluir el reciclaje de artículos electrónicos como parte de sus servicios. Varios de sus clientes, que no tenían alternativa al momento de descartar un aparato de este tipo, solicitaron esta alternativa y la empresa la incluyó en su centro de acopio principal.

Entre los artículos electrónicos que más reciben, de acuerdo con Lorna Aquino, directora ejecutiva de GreenLoveRD, se encuentran equipos inteligentes, de informática y periféricos (computadoras, laptops, monitores, impresoras, celulares, etc.). Estos aparatos se desarman para separar sus partes y aprovechar los metales y las tarjetas.

“De momento solo se reciben en el almacén principal, porque hacerlo en un centro de acopio implica un riesgo y es que, como los centros de acopio son abiertos al público, cualquiera puede llevárselos y no podríamos asegurar su gestión final”, explica Aquino.

Vacío Legal

República Dominicana no cuenta con legislación específica sobre el tema. En el 2017, la Oficina Presidencial de Tecnologías de la Información y Comunicación (OPTIC), el Ministerio de Medio Ambiente y la Universidad del Caribe (Unicaribe) firmaron un convenio para trabajar en la creación de una normativa que, según anunciaron en agosto del 2018, se espera que esté lista a finales de este año.

Ante el vacío legal, muchos consumidores responsables se preguntan qué hacer con los artículos electrónicos cuando llegan al final de su vida útil. La respuesta, en opinión de Morrison, es “muy penosa”.

“Hay algunos usuarios que tienen esa consciencia y probablemente usted, yo, algunos usuarios, quisiéramos entregar ese artículo a una empresa, a las personas que van a buscar los desperdicios a la casa de parte de la alcaldía, pero ¿qué ocurre a posteriori?, que como hay un componente que no existe, que es el de la clasificación de todos esos desechos, al final eso termina en el vertedero común. Lo que podemos hacer nosotros como usuarios se queda incompleto si no hay una iniciativa desde una alcaldía, desde un Ministerio de Medio Ambiente, desde nuevas leyes y regulaciones, para poder canalizar eso”.

ElMasacre.com