Washington.- Un grupo de científicos identificó el mecanismo del cerebro que induce a las personas a rascarse la piel, un hallazgo que podría ayudar a encontrar un tratamiento eficaz contra la picazón crónica, según un estudio publicado hoy en la revista especializada Neuron.
El equipo de la Academia de Ciencias de China liderado por Yan-Gang Sun demostró que la actividad de un pequeño subconjunto de neuronas, ubicadas en una región cerebral profunda llamada gris periacueductal, rastrea el comportamiento de rascarse en ratones.
“Todavía no existe un tratamiento eficaz para la picazón crónica, que se debe en gran parte a nuestro conocimiento limitado sobre el mecanismo neural de la picazón”, argumentó Sun.
La autora principal del estudio consideró que este descubrimiento proporciona “el punto de partida” para descifrar cómo se procesa y modula la picazón en el cerebro.
Puede ser provocada por una amplia gama de causas, que incluyen reacciones alérgicas, afecciones de la piel, sustancias químicas irritantes, parásitos, enfermedades, embarazos y tratamientos para el cáncer.
El ciclo de rascarse, de acuerdo a los expertos, puede afectar significativamente la calidad de vida y provocar daños graves en la piel y los tejidos.
En su informe, los investigadores analizaron las neuronas de color gris periacueductal de ratones, que se movían libremente y que fueron inducidos a rascarse a través de inyecciones con histamina o con un medicamento antimalárico llamado cloroquina.
El comportamiento inducido por la picazón desencadenaba la actividad de un conjunto específico de neuronas que producen un neurotransmisor (glutamato) y un neuropéptido llamado taquiquinina 1 (Tac1).
Cuando los investigadores eliminaron las neuronas que expresaban Tac1, la acción de rascarse disminuyó significativamente.
Por contra, la estimulación de esas neuronas desencadenó un comportamiento de rascado espontáneo, incluso sin histamina o cloroquina.
Sun explicó que se sabe poco sobre cómo evolucionó el circuito de la picazón, a pesar de su importancia para la supervivencia de los animales.
“La sensación de picazón juega un papel clave en la detección de sustancias dañinas, especialmente las que se han adherido a la piel”, dijo Sun.
En estudios futuros, Sun y su equipo planean investigar qué moléculas de las neuronas periacueductales que expresan Tac1 pueden ser atacadas por los medicamentos.
“Estas investigaciones nos ayudarán a diseñar nuevos enfoques y desarrollar nuevos fármacos para el tratamiento de pacientes con picazón crónica”, finalizó Sun.