Holograma de Prince durante la actuación de Justin Timberlake en el descanso de la Super Bowl, en el US Bank Stadium de Minneapolis
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El cantante Justin Timberlake volvió a protagonizar el medio tiempo del espectáculo de la Super Bowl con un emotivo homenaje al fallecido Prince y sin la polémica que rodeó su aparición en 2004, cuando le arrancó a Janet Jackson una pieza del atuendo y dejó su pecho derecho al descubierto.

Timberlake, de 37 años, hizo un recorrido en el que encadenó algunos de los éxitos de su trayectoria musical como SexyBack o Can’t Stop the Feeling para animar la final del campeonato de fútbol americano, el gran evento deportivo del año en Estados Unidos.

No alcanzó, sin embargo, su punto culminante hasta que interpretó al piano I Will Die 4 U, junto con un holograma de Prince, el conocido como genio de Minneapolis, fallecido en 2016 por una sobredosis de calmantes.

Ante los más de 66.000 espectadores del público totalmente entregados, el dueto virtual de Timberlake y Prince se produjo bañado en un gran haz de luz púrpura, la marca de la casa del legendario autor de Purple Rain.

Aunque la propia Janet Jackson había descartado su presencia, quedaba la duda de si finalmente aparecería de manera sorpresiva para reeditar la polémica generada en 2004 cuando millones de espectadores pudieron entrever durante breves instantes el pezón de su pecho derecho.

Jackson no sorprendió, pero Timberlake hizo una referencia poco velada al escándalo al cantar Rock Your Body, el tema que interpretó junto a Jackson.

La final de la Super Bowl enfrentó a los New England Patriots, defensores del título, y los Filadelfia Eagles como protagonistas, y se esperaba que congregue a una audiencia televisiva en EE UU de más de 110 millones de telespectadores.

Sin polémica política

A parte del despliegue musical y coreográfico de Timberlake, la cita logró esquivar la controversia política, ya que en esta ocasión no hubo protestas por parte de jugadores, como durante la temporada en la que en numerosas ocasiones algunos se arrodillaron para señalar la injusticia racial en el país.

Todo ello después de que el presidente, Donald Trump, que organizó una fiesta en su club privado de Mar-a-Lago en Florida para ver el encuentro, emitiese un comunicado horas antes del inicio en el que instaba a los estadounidenses a mostrar respeto por la bandera y el himno nacional.

«Debemos a nuestros héroes [de las Fuerzas Armadas] el mayor respeto por defender nuestra libertad y nuestro modo de vida estadounidense», dijo Trump.

Y agregó que «su sacrificó está cosido en cada estrella y cada barra de la bandera. Los llevamos en nuestros corazones y les agradecemos nuestra libertad a la vez que nos levantamos con orgullo para el Himno Nacional».

Durante el pasado año, Trump atacó con dureza a los jugadores que se habían arrodillado durante el himno previo al comienzo de los partidos como protesta ante la injusticia racial en Estados Unidos, y aseguró que deberían ser despedidos por no mostrar el respeto debido.

Las palabras del mandatario, que generaron un enorme revuelo mediático, fueron rechazadas por gran parte de los jugadores y propietarios de clubes de la NFL, la liga de fútbol americano, quienes se desmarcaron al recalcar su derecho a la libertad de expresión.

Además, Trump rompió con la tradición de otros presidentes de ofrecer una entrevista con motivo de la final de NFL, en la que habitualmente comentaban la actualidad en tono distendido y familiar.

Antes de que acabase el partido, y aún sin conocer el resultado final, el mandatario embarcó en el avión presidencial Air Force One junto a su familia, rumbo a la Casa Blanca en Washington.