Cuatro días después del impacto inicial del huracán Ida, las consecuencias de la tormenta -y los progresos en la recuperación- se sentían de forma dispar en las poblaciones afectadas de Luisiana.
En Nueva Orleans, un pequeño número de negocios y viviendas recuperaron el servicio eléctrico el miércoles. Los equipos municipales limpiaron algunas calles de escombros y árboles caídos y varios comercios de barrio reabrieron.
Un sistema actualizado de diques protegió a la ciudad de las inundaciones catastróficas después de que Ida castigara la ciudad el domingo con vientos de 230 kilómetros (150 millas) por hora, que igualaron el quinto huracán más fuerte jamás registrado en el territorio continental estadounidense.
Fuera de Nueva Orleans, algunos vecindarios seguían inundados y los vecinos aún trataban de evaluar el daño a sus casas y propiedades. Más de 1.200 personas caminaban por algunas de las comunidades más afectadas por Ida para buscar a los que necesitaban ayuda, según la oficina de bomberos de Luisiana. El presidente, Joe Biden, tenía previsto visitar el viernes Luisiana para evaluar los daños, indicó la Casa Blanca.
Gayle Lawrence perdió dos autos, neveras y casi todo lo que tenía en su garaje debido a las inundaciones en la región sureña de Plaquemines. El garaje estaba lleno de hierba de pantano y peces muertos. Decenas de viviendas en el barrio seguían inundadas.
“La casa es sólida. Ni siquiera se movió. Pero cuando subió el agua, lo destruyó todo”, dijo.
En la región de Jefferson, las autoridades seguían esperando a que el agua retrocediera suficiente en Lafitte y otras comunidades de baja altitud como para poner en marcha camiones de reparto de comida, agua y suministros para hacer reparaciones. La región limita con Nueva Orleans y sufrió daños generalizados por el huracán.
La presidenta de Jefferson, Cynthia Lee Shen, dijo que la falta de combustible estaba afectando al personal de hospitales, bancos de alimentos y otros trabajadores esenciales.
“Hoy somos una comunidad rota”, dijo en una conferencia de prensa. “No será siempre así”.
Responsables de emergencias en la cercana región de Terrebonne advirtieron en Twitter a las personas evacuadas que estuvieran considerando volver a casa que “no hay refugios ni electricidad, hay recursos muy limitados de comida, gasolina y suministros y absolutamente ningún servicio médico”.
El gobernador de Luisiana, John Bel Edwards, celebró que algunas personas tuvieran electricidad, ya que es “crucial mostrar progresos” tras la tormenta. Pero también reconoció que quedaba mucho por hacer. Unas 2.600 personas seguían en refugios, señaló.
La cifra de muertos aumentó a por lo menos seis después de que un forense confirmó que una mujer de 65 años se había ahogado dentro de su casa en Luisiana y la policía de Maryland informara que un joven de 19 años había sido encontrado sin vida dentro de un complejo residencial inundado por los aguaceros de los remanentes de Ida. Y la increíble magnitud del desastre comenzó a quedar clara: una compañía privada calculó que los daños totales provocados por Ida podrían superar 50.000 millones de dólares, lo que lo convertiría en uno de los huracanes más costosos de la historia.
En la vecina Mississippi, más de 30.000 inmuebles seguían sin electricidad.
Las autoridades emitieron un aviso por altas temperaturas el jueves en zonas afectadas del sureste de Luisiana. La combinación entre el calor y la humedad podrían hacer que la sensación térmica alcanzara los 41 grados Celsius (106 grados Fahrenheit) en algunos puntos, según los meteorólogos.