HOUSTON.- La labor de rescate por el paso del ciclón Harvey siguen en numerosas localidades de Texas. El fenómeno ha dejado a más de 30 muertos y miles de desplazados, y ahora amenaza la zona fronteriza con la vecina Luisiana.
En Houston, la ciudad más afectada, más de 32.000 personas se encuentran alojadas en refugios temporales mientras prosiguen las labores de búsqueda y rescate de damnificados.
Las autoridades ya iniciaron las tareas de limpieza, una vez que las aguas comenzaron a retroceder en el área de Houston, donde viven en torno a 6,5 millones de personas.
Al problema de las inundaciones, calificadas de “catastróficas” por las autoridades, se sumaron esta madrugada varias explosiones en una planta química en Crosby, 25 kilómetros al nordeste de Houston, lo que provocó que las autoridades evacuaran un área de casi dos kilómetros en su entorno ante el peligro de nuevas explosiones.
El foco de la tormenta, por su parte, se ha movido hacia el nordeste, en la frontera entre Texas y Luisiana, donde ha dejado copiosas lluvias y un similar rastro de destrucción e inundaciones, lo que ha obligado a las autoridades a abrir algunos refugios.
Una de las localidades más golpeadas, es Beaumont, con 120.000 habitantes y en el extremo suroriental de Texas, cerca de la frontera con Luisiana, y cuyo jefe de bomberos, Brad Pennison, ha señalado que “toda la ciudad se encuentra anegada” y se ha interrumpido el suministro de agua potable.
Debido a ello, Pennison ha instado a los ciudadanos a que hiervan agua antes de su consumo para evitar enfermedades.
En una situación similar se encuentra Port Arthur, cercana a Beamont y 170 kilómetros al este de Houston.
Precisamente, en Port Arthur, donde viven 50.000 personas, se encuentra Motiva, la mayor refinería de petróleo de EE.UU., que este miércoles anunció su cierre temporal “en respuesta a las crecientes inundaciones”.
Dado que esta zona de Texas es el corazón de la industria de refino de petróleo de EE.UU., se calcula que casi un 25 % del total de la capacidad del país se encuentra paralizada, lo que los expertos aseguran tendrá un impacto en los precios de la gasolina.
Por su parte, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, viaja hoy a la zona para supervisar las labores y observar de primera mano los trágicos efectos de Harvey, ya convertido en tormenta tropical, después de que el martes lo hiciese el presidente Donald Trump.
Trump, quien regresará a Texas el sábado, aseguró que la tormenta había sido de “proporciones épicas” y prometió respaldo federal.
Se espera que el mandatario anuncie la próxima semana un paquete de asistencia federal, algo que se prevé sea aprobado sin problemas por el Congreso para financiar las labores de reconstrucción.
“Espero que suceda de manera rápida”, dijo Trump durante su visita a Austin, capital del estado.
Aunque evitó ofrecer una cifra, el mandatario apuntó que será “de miles de millones de dólares”.
Los expertos señalan que el Fondo de Alivio de Desastres Naturales de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias, actualmente de 2.200 millones de dólares, se agotará con rapidez dada la magnitud de los daños.
Curiosamente, los dos senadores por Texas, los republicanos Ted Cruz y John Cornyn, que ahora han solicitado ayuda del Gobierno federal, votaron en contra de una legislación similar para apoyar la respuesta al huracán Sandy, que en 2012 azotó duramente las costas de Nueva Jersey y Nueva York.
El director de FEMA, Brock Long, insistió en rueda de prensa en que los trabajadores de la agencia van a estar en Texas “durante semanas”, al remarcar la gran labor que resta por delante.
Aunque posteriormente se convirtió en tormenta tropical, Harvey fue el huracán más potente en llegar a Estados Unidos desde 2005, cuando el Katrina asoló Nueva Orleans, y el mayor en afectar a Texas desde 1961.
La trayectoria de su desplazamiento prevé que tras cruzar Luisiana llegue a Misuri y Tennessee, aunque más debilitado.