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Herr (Lancaster, Pensilvania 1964), experto escalador que perdió sus piernas a los 17 años en un accidente de montaña, se especializó en el desarrollo de prótesis controladas por microprocesadores
Herr (Lancaster, Pensilvania 1964), experto escalador que perdió sus piernas a los 17 años en un accidente de montaña, se especializó en el desarrollo de prótesis controladas por microprocesadores

OVIEDO (España). El ingeniero mecánico y biofísico estadounidense Hugh Herr fue galardonado hoy con el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2016 por su contribución al desarrollo y diseño de extremidades biónicas y prótesis robóticas.

Herr (Lancaster, Pensilvania 1964), experto escalador que perdió sus piernas a los 17 años en un accidente de montaña, se especializó en el desarrollo de prótesis controladas por microprocesadores que emulan la funcionalidad de las articulaciones de las extremidades inferiores, con las que pudo volver a practicar su deporte favorito.

Para el jurado, Herr fue merecedor del galardón por liderar a nivel mundial el campo de la biónica y desarrollar “las primeras prótesis que logran emular la locomoción humana, permitiendo superar discapacidades como la que él mismo tiene”.

Según el acta del jurado, sus investigaciones pioneras, en las que combina biomecatrónica, inteligencia artificial, neurofisiología y robótica, han dado lugar a una nueva clase de prótesis biónicas inteligentes, controlables por el cerebro.

Además, han contribuido a acelerar la integración hombre-máquina, lo que permitirá mejorar la calidad de vida de millones de personas.

Hugh Herr es físico por la Universidad de Millersville (Pensilvania), ingeniero mecánico por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y doctor en Biofísica por la Universidad de Harvard.

Actualmente dirige el Biomechatronic Group en el Media Lab del MIT, donde ha desarrollado las que han sido calificadas como “las prótesis más sofisticadas del mundo”.

Líder mundial en el campo de la biónica y la biomecánica, el nuevo Premio Princesa de Asturias de Investigación enfocó su trabajo a mejorar la movilidad de las personas con discapacidad tras sufrir la amputación de sus extremidades inferiores que se le congelaron durante una escalada de montaña.

De hecho, diseñó para él mismo unas piernas especiales que le han permitido seguir practicando la escalada.

Sus logros han tenido un impacto significativo en personas con discapacidad física, a través de las prótesis de rodilla adaptables para amputados femorales o las ortoprótesis de tobillo y pie, para pie equino y patologías causadas por parálisis cerebral o esclerosis múltiple.

En esta edición concurrían 34 candidaturas, procedentes de Alemania, Canadá, China, Colombia, Egipto, Estados Unidos, Francia, Hungría, India, Israel, Japón, México, Portugal, Reino Unido, Suiza y España.

Este galardón recayó el año pasado en las bioquímicas Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna por sus trabajos en la edición del genoma.

También están en posesión de él los químicos Avelino Corma, Mark E. Davis y Galen D. Stucky, los físicos Peter Higgs y François Englert y la Organización Europea para la Investigación Nuclear y los neurólogos Joseph Altman, Arturo Álvarez-Buylla y Giacomo Rizzolatti, entre otros.

El premio está dotado con 50.000 euros, una reproducción de una escultura de Joan Miró, un diploma y una insignia que tradicionalmente entrega el rey Felipe en el mes de octubre en Oviedo (norte), junto a los otros siete galardones internacionales que convoca anualmente la Fundación Princesa de Asturias.