En este año 2020 la gracia y el favor de Dios han sido evidencia de su fidelidad. Hemos sido testigos de cuatro nuevos matrimonios de jóvenes que han decidido unir sus vidas bajo orden, bendición, fundamentados en valores y principios del reino de Dios.
Cada matrimonio es una representación de que aún hay jóvenes decididos a honrar a Dios con sus acciones, sin importar la edad o la llegada de una pandemia. Esta boda colectiva es un ejemplo a seguir para la sociedad y el mundo. El diseño de una familia viene de un matrimonio y esto es motivo de celebración.
Es por eso que los pastores José Eduardo Castillo y Melody Figuereo han sido los anfitriones de esta inusual y memorable ceremonia, celebrada en la Iglesia Tabernáculo de Gracia el pasado miércoles 16 de septiembre.
Fue celebrado el matrimonio de Jhomay Ceballos y Elizabeth Valdez; Reggie Ceballos y Perla de los Santos; Yonattan Ysaac y Marileidy Felipe; Braycher Sierra y Christian Yisel Rodríguez.
Los padres de los novios fueron testigos de la promesa de amor y compromiso de estas parejas que han cumplido un sueño y se constituyen en un ejemplo claro de que el amor es benigno. Aquellos familiares que por medidas de seguridad no pudieron asistir presencialmente, tuvieron la oportunidad de ver este solemne momento a través de una sala virtual habilitada a través de la aplicación Zoom.
Durante la ceremonia se realizaron cuatro actos simbólicos: la santa cena, la cual es un mandamiento que manifestó Jesús a sus discípulos y que conmemora Su muerte y resurrección, Su presencia, Su victoria, Su favor y Su amor declarado en cada matrimonio; el lavatorio de pies en imitación a Jesús, que representa dominio y servicio mutuo e incondicional entre las parejas; la miel, que es señal de la dulzura de Dios en los matrimonios, amor incondicional; y la palabra, que es una guía de decisiones en sus vidas y en sus casas. Cada momento fue significativo, especial y único para las parejas.
Un tiempo lleno de emociones, sorpresas, actos de fe y celebración se vivió en esta ceremonia. Los recién casados sellaron su compromiso con el siguiente versículo: “Yo soy de mi amado, y mi amado es mío.” (Cantares 6:3)
¡El guto’ e’ de Dios!, frase contagiosa del Pastor José Castillo, utilizada para recordar que el diseño del Padre Celestial es que el matrimonio se disfrute en su mayor plenitud y con toda libertad, lo cual es parte del propósito Divino para cada esposo y esposa.