LOS ANGELES. Los latinos de todo el país hace tiempo que se han hecho fanáticos del básquetbol, pero no ha sido tan común que esa comunidad produjera un astro de tal deporte.
Menos del 2 por ciento de los jugadores de básquetbol de la primera división de la NCAA (94 de un total de 5,484) son hispanos, a pesar de que el porcentaje de estos con respecto al total de la población del país es alrededor del 17 por ciento.
Un adolescente de dieciséis años, quien podría convertirse en un destacado jugador hispano, está haciendo lanzamientos al aro en un gimnasio cuyo acondicionador de aire no funciona, en un pueblo que la mayoría de los estadounidenses nunca escuchó nombrar y probablemente tampoco visite nunca. Pero los buscadores de talentos de las universidades, viajaron a Camarillo, California, para ver a Jaime Jáquez Jr. un alero o escolta de seis pies, seis pulgadas (1.95 m).
Camarillo es una pequeña ciudad en el condado de Ventura, ubicada al norte de Los Ángeles y al sur de Santa Bárbara – dos ciudades mucho más famosas. Las raíces de Jáquez, tanto en el básquetbol como en Camarillo, son muy profundas. Su abuelo, Zeke Jaquez, cuyo legado mexicano provenía de una familia que vivía cerca de Guadalajara, creció en el área y jugó tanto el béisbol como al básquetbol y finalmente se hizo de entrenador de sus hijos en sus clubes juveniles.
Jaime Jáquez Sr. recordó sus días como uno de los pocos jugadores de básquetbol hispanos del área.
«Cuando jugaba al básquetbol en el Condado de Ventura, en el Moorpark College – no había muchos jugadores de básquetbol latinos», dijo Jaquez Sr. «La primera vez que vi a muchos de ellos fue cuando jugamos contra el East L.A. College, y pensé ‘Vaya, no soy el único’. Eso me hizo sentir bastante bien».
Después de pasar al Concordia College, de Irvine, para jugar allí, Jáquez Sr. tuvo otra señal del destino a través del básquetbol.
«Llegamos a la práctica y allí estaba el equipo femenino de básquetbol», explicó Jáquez Sr. «Conocí a mi esposa en la cancha de básquetbol».
Ángela Jáquez (en ese entonces Ángela Sather) promedió más de 21 puntos en un juego en Concordia, liderando a su equipo para ganar el torneo de la NAIA en su último año.
«Ella jugaba de ala-pivot», dijo Jáquez Sr. «Era una superestrella».
Cuando la pareja se casó, su hijo estaba destinado, probablemente, a amar el básquetbol. A pesar de ello, Jáquez Sr. se aseguró de poner una variedad de pelotas de juguete para diferentes deportes en la cuna de su hijo.
Y parece que esto influyó en el bebé. La primera palabra de Jaime Jr., según el relato familiar, fue «pelota».
El primer deporte elegido por el niño fue, en realidad, el fútbol. Jáquez luego pasó a otro deporte tradicional entre los latinos, el béisbol. Nunca consideró que alguno de ellos hubiera sido una pérdida de tiempo.
«El fútbol me ayudó a lograr una buena condición física», dijo Jáquez, actualmente en su tercer año de secundaria. «El béisbol me ayudó a coordinar la vista con las manos. En el básquetbol, uno necesita ambas cosas».
Sus dos progenitores se abstuvieron de enseñarle a Jaime Jr. los fundamentos del básquetbol, el deporte que los había unido, hasta que él estuvo en segundo grado. Incluso después de enseñarle a su hijo los fundamentos, Jaime Sr. trató de no forzarlo a ocupar ninguna posición determinada en la cancha. En cambio, le enseñó a jugar en cada una de ellas.
«Mi hijo es muy bueno manejando la pelota», explicó Jaime Sr. «Él trabaja muy duro en lo que hace».
«Quedé impresionado con la destreza que demostró a su edad», dijo el entrenador de básquetbol masculino en Camarillo, Michaeltore Smith, luego de ver a Jáquez Jr. jugar por primera vez como alumno de primer año. «Estaba muy adelantado».
Aunque Camarillo había tenido una temporada con muchas derrotas antes de que llegara Jáquez al equipo, en sus temporadas de primero y segundo año, el equipo logró un récord victorioso. Jáquez promedió un doble-doble en puntos y rebotes en cada temporada. Este año escolar, es el capitán del equipo. La temporada comienza a fines de noviembre.
Sus destrezas han sido descubiertas por otros. Jáquez ha sido invitado, por tercer año consecutivo, al campamento del Equipo Nacional Junior de Básquetbol de los EE. UU.
«Lo que lo distingue es su versatilidad», lo elogió Smith. «Puede jugar en todas las posiciones para nosotros».
Es una característica tan exclusiva del juego de Jáquez, que le resulta difícil encontrar un ejemplo comparable de su estilo de juego en la NBA actual.
«Tiene un gran tamaño, pero con las destrezas de un base», dijo Smith. «Tiene tanta habilidad para manejar y pasar la pelota como para convertir lanzamientos».
El jugador cuya mentalidad ha tenido más influencia en Jáquez es el ex Laker, Kobe Bryant. Bryant es afro-americano, casado con una mexicano-americana y habla un aceptable español.
«Es mi jugador favorito», dijo Jaquez. «Su espíritu competitivo es algo que realmente admiro y trato de emular».
Jaquez, que ocasionalmente visita a sus familiares en México, también está mejorando sus habilidades lingüísticas, practicando el español además de tomar clases sobre el tema en la secundaria.
El más reciente estudio demográfico de la Secundaria de Camarillo, realizado en 2014, dio como resultado que el 38 por ciento de los estudiantes son hispanos. Con su éxito en básquetbol, Jáquez se ha convertido en una especie de héroe local.
«Los adultos asisten a los juegos», dijo Smith acerca de la reacción provocada por Jaquez. «Él y su familia se han propuesto dejar su marca aquí».
El joven rey de tercer año de Camarillo dejó pasar oportunidades anteriores de cambiarse a escuelas privadas más caras que le ofrecieron becas de básquetbol. En cambio, él juega para el mismo equipo en que lo hizo su padre. Aunque ya ha recibido numerosas ofertas de distintas universidades, Jáquez todavía no ha decidido dónde jugará en el futuro, pero su pase al nivel universitario de este deporte está casi asegurado. Un futuro acceso a la NBA es un sueño realista.
Tanto en los juegos como en los campamentos de básquetbol para jugadores más jóvenes, Jaquez habla con fanáticos hispanos de todas las edades que llegan para verlo jugar.
«Están orgullosos de mi, porque ven a otro latino que tiene éxito en un deporte que no practican muchos latinos».