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Cuando a Buck Showalter le contaron que el receptor suplente Rob Brantly había lanzado la novena entrada por los Medias Blancas hace unos días, el manager de los Orioles puso cara de desconcierto.

«¿Un jugador de posición lanzando en septiembre?», preguntó Showalter, quien no podía creer que algo así hubiese ocurrido en el mes en el cual se expanden los rosters.

Sí, le dijeron a Showalter. De hecho, ha pasado tres veces este mes. El Día del Trabajo, el cubano Leonys Martín hizo su debut con los Cachorros en el montículo y no en los jardines. Y el jueves pasado, Brantly trabajó esa última entrada durante la paliza que les propinaron los Indios a los Medias Blancas. El sábado, finalmente, el tercera base de los Astros J.D. Davies vino a lanzar al final del primero de una doble tanda para que el manager A.J. Hinch tuviese su bullpen fresco para el segundo duelo.

«Un jugador de posición lanzando en septiembre», repitió un sorprendido Showalter.

Pues sí, por estos días hay peloteros de posición lanzando todo el tiempo.

Bueno, está bien, decir eso es una exageración. Pero para los estándares históricos, la tasa del use de bateadores como pitchers es algo que nunca habíamos visto en las Grandes Ligas.

La actuación de Davis durante el fin de semana pasado fue la 35ta vez esta temporada en la que un jugador de posición lanza en el 2017, y la primera vez que ese número pasa de 30.

Obviamente, los jugadores de posición vienen a lanzar en palizas. Todos esos juegos en los que han venido a trabajar esta temporada han sido decididos por cinco carreras o más. Y los datos nos aseguran que no se trata de una aberración simplemente porque haya habido más partidos de un solo lado este año.

Lo que tenemos aquí es una tendencia muy clara y de alguna manera, asombrosa. Hace 11 años, en el 2006, ni un jugador de posición lanzó. En el 2005, hubo apenas uno.

«Siento que con la forma en la que los equipos están construidos ahora, los relevos son más especializados y los muchachos se utilizan más por ciertas razones», dijo el segundo receptor de los Mellizos, Chris Giménez. «Los abridores ya no van ocho, ni nueve innings. Son cinco episodios y después viene el bullpen a encargarse del resto del juego. Cuando haces eso muchas veces, llega un momento en el que tienes que darles un descanso a esos pitchers. Pienso que es más fácil poner a lanzar al receptor suplente o a un infielder, un jardinero».

Giménez sabe de lo que habla. Él personalmente es responsable de seis de las 35 actuaciones de jugadores de posición en el morrito este año (otros cinco lo han hecho más de una vez). Es, de hecho, la mayor cantidad en una temporada en los últimos 50 años.

Extrañamente, eso ha convertido a Giménez en una pieza muy valiosa para el manager de los Mellizos Paul Molitor, pues en Minnesota este año cada inning ha sido valioso en la dura pelea por la postemporada.

«Yo no estoy tratando de hacerme propaganda con esto», dijo Giménez. «Pero si alguien puede hacer algo así, para que le puedas dar un descanso a tus relevistas, puede ser beneficioso para un equipo. Quizás al relevista si lo uses cuatro días seguidos en vez de tres, se te lesiona y lo pierdes por el resto de la temporada».

No hace falta decir que los juegos dependen más y más del relevo, pero sólo para poner un par de números en la conversación, este año los abridores promedian tan sólo 5.56 entradas por salida. El año pasado se marcó un récord con 5.64. Hace 10 años, promediaban 5.79. Hace 20 ese número era de 5.99.

Entonces, esos innings perdidos tienen que salir de alguna parte. Si un equipo no tiene una rotación llena de caballos que acumulen muchas entradas o un bullpen repleto de pitchers con muchas opciones para ser enviados a las menores, es muy fácil fatigar a tu cuerpo monticular, especialmente si tu roster tiene lo normal de 13 jugadores de posición y 12 lanzadores.

«Los equipos no están tratando de tener a ocho relevistas en el bullpen», dijo el manager de los Indios, Terry Francona. «A mí me encanta eso (ocho relevistas), pero Chris (Antonetti) y muchos gerentes dicen que no vale la pena, así que te vas con siete. Y si te dan una paliza, ¿a quién le importa si pierdes por 12 o por 13?».

Más posible es la idea de que los managers de esta época entienden mejor de probabilidades y saben cuándo es hora de olvidarse de un juego.

«Algunas veces tienes que sobrevivir para poder pelear al día siguiente, pero es difícil saber cuándo llega ese momento», dijo Showalter.

Los managers no le entregan la pelota a un jugador de posición para mantener un partido cerrado, por supuesto, pero en 19 de esos 35 casos en los que han lanzado este año no han permitido carrera. Sin embargo, lo relevante de verdad en todos esos casos es el espacio que llenan jugadores como Giménez en una época en la que cuidar tu pitcheo es tan importante.

«Yo le había dicho a Molitor que tenía que lanzar todos los juegos que pudiese antes de que se expandiesen los rosters en septiembre», dijo Giménez.

Pues resulta que ni siquiera eso ha podido disminuir la inundación de bateadores subiéndose el montículo.