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Ciudad del Vaticano.- El papa Francisco anunció la creación de catorce nuevos cardenales, entre los que figuran el arzobispo peruano Pedro Barreto, el mexicano Sergio Obeso y el boliviano Toribio Ticona, los dos últimos no electores en cónclave.

Los catorce prelados recibirán la púrpura el próximo 29 de junio, cuando tendrá lugar el quinto consistorio de ordenación de cardenales del pontificado de Bergoglio.

Monseñor Barreto (Lima, 1944), jesuita, es el actual arzobispo de Huancayo, situada en la sierra peruana, un cargo para el que fue nombrado por Juan Pablo II en julio de 2014.

Francisco también dará la dignidad cardenalicia al español Bocos Merino (Canillas de Esgueva, Valladolid, 1938), un misionero que desde 1991 hasta 2003 fue superior general de los Claretianos.

A monseñor Toribio Ticona Porco (Potosí, 1937), prelado emérito de la diócesis de Corocoro, en el oeste de Bolivia, y al mexicano Sergio Obeso Rivera (Xalapa, 1931) el arzobispo emérito de Zalapa, en el Estado de Veracruz.

El papa Francisco distinguió a estos tres últimos prelados mayores de 80 años -un arzobispo, un obispo y un religioso- que no serían electores en un hipotético cónclave para elegir papa y les distinguirá con la púrpura por “su servicio a la Iglesia”.

El resto de cardenales electores son el patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphael I Sako; el vicario general de Roma, Angelo De Donatis, y el sustituto de la Secretaría de Estado para los Asuntos Generales, el italiano Giovanni Angelo Becciu.

El limosnero apostólico, el polaco Konrad Krajewski; el arzobispo de la diócesis paquistaní de Karachi, Joseph Coutts; el obispo de la portuguesa Lairia-Fátima, monseñor António dos Santos Marto y el titular de Toamasina, en Madagascar, Desiré Tsarahazana.

Por último nombrará cardenales al arzobispo de la italiana L’Aquila, Giuseppe Petrocchi, al arzobispo de la japonesa Osaka, Thomas Aquinas Manyo, y al español Luis Ladaria, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Francisco destacó que la procedencia de los nuevos purpurados “expresa la universalidad de la Iglesia, que continúa anunciando el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra”.