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ESTADOS UNIDOS. Siguen las largas horas de terror. Con sus poderosos vientos y sus posteriores lluvias torrenciales, Irma azotó las islas del Caribe y no detiene su paso destructor. Aunque disminuyó su potencia a categoría 3, puede crecer en cualquier momento. Su poder, inusual en intensidad y duración, preocupa a los expertos.

Estados Unidos contiene la respiración. El monstruo meteorológico llamado Irma ya causó estragos en Cuba y otros territorios del Caribe y empieza a colisionar con Florida. El poderoso fenómeno avanza lento y temible, amenazándolo todo.

El poderoso huracán golpeó el sábado la costa norte de Cuba. Fuertes vientos de más de 240 km/h azotaron los pueblos de la costa noreste de la isla, descargando lluvias torrenciales y causando inundaciones. Para evitar su poder, un millón de cubanos fueron evacuados junto a miles de turistas extranjeros y hasta los delfines del acuario. Las personas fueron refugiadas en albergues y hasta en cuevas vigiladas por efectivos militares.

El ojo del huracán en la costa de Cuba

El ojo del huracán Irma tocó tierra el viernes por la noche en los cayos del norte de Cuba desplazándose por puntos cercanos a la costa del litoral con dirección hacia el noroeste.

La virulencia del viento y la lluvia de la tormenta llegó la noche del viernes a la región de Camagüey, en el centro de la isla, y sus coletazos se seguían sintiendo el sábado. Las autoridades cubanas anunciaron “daños significativos”. Es la primera vez desde 1932 que el epicentro de un huracán de categoría cinco, el mayor posible, toca tierra en Cuba.

En Caibarien se derrumbó el museo provincial, al tiempo que volaban las farolas, los postes de luz y las calaminas de las casas. Por todo el centro del país se reportaban torres de telecomunicaciones en el suelo, árboles derribados, viviendas destruidas, toneladas de escombros y amasijos de madera, inundaciones con olas de hasta seis metros y ráfagas de viento de 256 kilómetros por hora.

En la misma La Habana las personas tuvieron que abandonar sus hogares en las barriadas limítrofes al malecón en autobuses azules y algunos tapiaban con bloques y cemento las puertas de sus hogares. Todos temían a Irma.

Tras alcanzar Cuba, el huracán se debilitó a categoría cuatro y luego a tres, pero generó vientos de 205 kilómetros por ahora y se prevé que vuelva a recuperar fuerza en su ruta a Florida.

El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos también dijo que la tormenta perdió velocidad después de tocar Cuba, pero indicaron que sus vientos se fortalecerían al acercarse a Florida.

Para las islas del Caribe no habrá alivio, pues pese a ser devastadas por Irma ahora se enfrentan a la llegada de otro huracán, José, que arribaría este fin de semana.

La “noche más larga” en Florida
Para los expertos, lo más probable es que el ojo del huracán Irma golpee los Cayos de Florida, al suroeste de Florida y la región de Tampa Bay, el domingo.

En Florida, el descomunal desafío obligó a las autoridades a ordenar la evacuación a contrarreloj de 5.6 millones de personas, la mayor en la historia reciente. Bajo un cielo cada vez más siniestro y ventoso, decenas de miles de desesperadas familias buscaron cobijo en los refugios públicos, y millones se preparaban en sus casas para afrontar el embate de los elementos: vientos de 200 kilómetros, trombas bíblicas y desbordamientos de hasta cuatro metros de altura en una de las zonas más densamente pobladas del continente.

“Espero ver otra vez el sol, porque viene la noche más larga de mi vida”, decía Yaritza, con un bebé de un año en brazos y tres niños saltando a su lado en un refugio de Doral. Rodeada de soldados, vagabundos y desamparados, hacía cola para la comida. Cereales, yogurt de un fosforescente color fresa, pan de molde y unas lonchas de pavo. “Es mejor que nada”, musitaba esta madre mexicana. Había deambulado por cuatro centros hasta dar con el que ya esperaba fuera el último. “Estoy agotada”. A sus 36 años, esta limpiadora mexicana solo quería tumbarse en el suelo, abrazar a sus hijos y esperar a que todo pase. Afuera, había empezado la tormenta.

El escenario previo a la batalla
Las señales auguraban un devastador avance de Irma por Florida. El paso de un gigante dispuesto a hacer volar lo que encontrase a su paso. “Esto es una tormenta con una capacidad destructiva nunca vista, estamos haciendo todo lo posible para evitar daños a la población. Desde Texas a Luisiana, de Florida a Puerto Rico, América permanece unida”, clamó el presidente Donald Trump.

Aunque su potencia, tras su periplo caribeño, se había reducido, el huracán mantenía su letalidad. Nunca desde que se tienen registros satelitales la zona había sufrido un fenómeno con vientos de tal intensidad y duración.

También los habitantes de Naples y Tampa apuraban preparativos para el impacto inminente. Las autoridades de St. Petersburg y Clearwater emitieron órdenes de evacuación para las zonas de riesgo. Otros tomaban las vías a Orlando, en el centro del estado.

En Naples, el propio gobernador Rick Scott y su familia abandonaron su mansión de 316 metros cuadrados y de 15 millones de dólares. Irma y su pesadilla no sabe de bolsillos.

Miami, una de las ciudades más coloridas y vitales de América, quedó vacía. Millones atrancaron sus puertas y los últimos desamparados fueron instalados en refugios. Los soldados ayudan a los sin hogar y a nadie se le pide documentos ni se le amenaza con la expulsión. Mientras el cielo amenaza con romperse, millones desean que el sol vuelva a salir.

Irma al frente

Golpe. Irma se ensañó con el balneario turístico de Varadero antes de dejar Cuba, con vientos de hasta 195 kilómetros por hora.

Cierre. Disney World anunció que cerrará sus cuatro parques temáticos al paso de Irma.

Medida. Miami ya quedó bajo toque de queda, que durará doce horas, mientras otras ciudades han tomado medidas similares.