MADRID.- EFE- La sonda espacial Solar Orbiter, que tiene como misión estudiar nuestra estrella, ha superado ya todas las pruebas y ahora viajará a Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU) desde donde partirá hacia el Sol en febrero de 2020.
Solar Orbiter, misión en la que colaboran la Agencia Espacial Europea (ESA) y la estadounidense NASA, ha supuesto un auténtico desafío para su construcción debido a las condiciones extremas que deberá soportar.
Desde octubre de 2018, la sonda espacial construida por Airbus en Stevanage (Reino Unido), se ha sometido a pruebas en un centro de ensayos en Múnich (Alemania) y todas ellas “han concluido con éxito”, según un comunicado de la empresa aeroespacial.
La sonda ha sido declarada lista para su envío a Cabo Cañaveral, adonde viajará en un avión de carga Antonov el 31 de octubre y el lanzamiento está previsto el próximo 6 de febrero, indica la ESA en una nota.
Esta misión es una de las “más ambiciosas y apasionantes que hemos diseñado y construido hasta ahora en Stevenage”, explica en la nota Eckard Settelmeyer de Airbus.
El viaje de Solar Orbiter y su proximidad a nuestra estrella hará que algunas piezas de la sonda tengan soportar temperaturas de más de 500 grados centígrados, mientras que otras se mantendrán permanentemente a la sombra y aguantarán unos 180 grados bajo cero.
“A fin de asegurar que unos instrumentos tan sensibles puedan medir los campos y las partículas del Sol, la sonda espacial en sí debe ser totalmente indetectable para sus sensores, un reto que nos ha llevado hasta los límites absolutos de lo técnicamente posible”, agrega Settelmeyer.
Solar Orbiter llegará a estar más próximo al Sol que el planeta Mercurio y desde su posición podrá realizar observaciones de la misma región de la superficie solar durante largo tiempo, además de tener acceso visual a sus regiones polares.
La misión es explorar el Sol, pero también aprender más de su conexión con la Tierra, y proporcionará una comprensión más profunda de cómo su actividad está vinculada a las tormentas solares, que pueden interrumpir los sistemas eléctricos, las comunicaciones por satélite, el GPS, y crear mayores dosis de radiación para los vuelos polares y los astronautas.
“Solar Orbiter está preparada para responder algunas de las preguntas científicas más importantes sobre nuestra estrella, y sus datos nos ayudarán a proteger mejor nuestro planeta de los desafíos globales del clima espacial”, señala en el comunicado de la ESA su director de Ciencia, Günther Hasinger.
Esta será una de las mayores aproximaciones de una nave espacial al Sol y llegará a una distancia donde soportará una luz solar trece veces más intensa que los satélites que orbitan alrededor de la Tierra, recuerda el comunicado de Airbus.
La sonda deberá también resistir una intensa radiación térmica, de modo que es preciso proteger su conjunto de instrumentos, permitiendo a la vez que observen el Sol, por lo que está dotada de un escudo término y una nueva tecnología de paneles solares de alta temperatura. EFE