Brasil-EFE- El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción desde abril, se libró hoy de una de las siete causas que tiene pendientes al ser absuelto en un proceso en el que era acusado de obstrucción a la justicia.
La sentencia absolutoria en este caso era esperada, sobre todo después de que, en septiembre pasado, la Fiscalía se pronunció por la inocencia de Lula en relación a la acusación de obstrucción a la justicia en un asunto vinculado a los escándalos en Petrobras.
Los cargos fueron formulados sobre la base de declaraciones del exsenador Delcídio do Amaral, del mismo Partido de los Trabajadores (PT) fundado por Lula, y sostenían que el expresidente había ordenado sobornar a un antiguo director de Petrobras que ayudó a la Justicia a desvelar los escándalos en la petrolera.
El juez Ricardo Leite, del décimo Tribunal Federal de Brasilia, siguió la misma línea de la Fiscalía y consideró hoy que, en ese caso, no existen “pruebas documentales” contra Lula o los otros seis implicados en el asunto, entre quienes estaba el propio exsenador.
Aún así, el fallo no libra a Lula de la cárcel, en la que está recluido desde el pasado 7 de abril tras ser condenado a doce años por una corte colegiada, que ratificó y amplió los nueve años que le había aplicado en primera instancia el juez Sergio Moro, acusado por el PT de mantener una “persecución política” contra el exmandatario.
La defensa de Lula aprovechó la sentencia de hoy para volver a descalificar a Moro, quien condenó a Lula en un proceso en el que fue hallado culpable de recibir de una empresa, a cambio de favores políticos, un apartamento de tres pisos en una playa del litoral de Sao Paulo.
“La sentencia de absolución proferida en favor de Lula en esta fecha evidencia todavía más el carácter ilegítimo de las decisiones que lo condenaron en el caso del tríplex”, subrayó el abogado del exmandatario, Cristiano Zanin Martins.
También sostuvo que el magistrado de Brasilia fue “imparcial”, al contrario de la actuación que le atribuye a Moro, de quien insiste en que dictó una sentencia condenatoria cuando tampoco se había probado la supuesta responsabilidad de Lula.
Pese a la buena noticia que recibió hoy, Lula aún tiene un largo camino por delante en los tribunales, en los que, además de intentar revertir en instancias superiores el fallo que lo tiene en prisión, enfrenta otras seis causas penales.
Una por supuestas maniobras a favor de Odebrecht en Angola, otra por una casa de campo que también habría recibido por los “favores” hechos desde el poder a una constructora y una tercera por un ático vecino a su residencia y un terreno para el Instituto Lula.
Las otras dos se refieren a presuntos sobornos recibidos del sector automotriz por decretos que firmó estando aún en el Gobierno y que concedieron pingües beneficios fiscales a esa industria, y por alegadas maniobras a favor de la empresa sueca Saab en un concurso para la compra de 36 aviones caza destinados a la Fuerza Aérea.
También en los tribunales, en los próximos meses Lula jugará sus últimas cartas en su empeño por ser candidato presidencial para las elecciones del 7 de octubre próximo.
Aunque está virtualmente inhabilitado por normas que vetan la participación en los comicios de condenados en segunda instancia, como es su caso, Lula ya fue proclamado candidato del PT para esas elecciones.
No obstante, la última palabra la tendrá la justicia electoral, que sólo podrá pronunciarse sobre el asunto a partir del día 15 de agosto, cuando vence el plazo para la inscripción de candidatos, un trámite para el cual el PT asegura que su “único plan” es Lula.
Aún en la cárcel, hasta ahora el exmandatario encabeza todos los sondeos de opinión en los que su nombre es incluido entre posibles candidatos, lo que le ha dado fuerza al PT para insistir en que su actual condición de presidiario responde a supuestas maniobras de la “elite” para impedir que vuelva a gobernar el país. EFE