Nueva York- La Semana de la Moda de Nueva York (NYFW), considerada una de las pasarelas más influyentes a nivel global, comienza este lunes una nueva edición marcada por la ausencia de diseñadores que antes eran habituales y ahora optan por seguir sus propias pautas o cambiar de destino.
Del escenario de la NYFW se han ido bajando figuras desde el año pasado, una de las más sonadas la de Alexander Wang, que anunció hace un par de semanas el traslado de sus presentaciones de febrero y septiembre, cuando se celebra el evento, a la época de “pre-colección”, en junio y diciembre.
Ausencias palpables serán las de Proenza Schouler y Rodarte, que han desertado a los desfiles de alta costura de París; Joseph Altuzarra y Thom Browne, que cambian la Semana de la Moda neoyorquina por la de la capital francesa, o Tommy Hilfiger, bastión de la moda estadounidense, que va directamente a Milán.
Victoria Beckham también toma las riendas de su presentación durante la NYFW y sus prendas protagonizarán eventos “íntimos” en la mansión James Burden de Manhattan, una reminiscencia de sus comienzos, hace 10 años, que celebrará volviendo a la Semana de la Moda de Londres en septiembre.
La última en anunciar cambios ha sido la firma Marchesa, codirigida por Georgina Chapman, aún esposa del productor hollywoodense caído en desgracia Harvey Weinstein, quien tras programar un “formato actualizado” para la jornada de cierre de la NYFW, decidió cancelar su desfile a última hora.
El Consejo de Diseñadores de Estados Unidos (CFDA) baraja, de hecho, volcar en las temporadas de verano e invierno el evento de Nueva York, del que es organizador, con nuevas fechas en junio y diciembre, lo que podría cambiar el calendario de la NYFW.
Steven Kolb, directivo del consejo, manifestó al medio especializado WWD que observa “un colectivo de unas cinco marcas” que podrían estar interesadas en presentar sus propuestas durante la “pre-colección”, aunque no se han hecho anuncios al respecto.
Mientras tanto, el éxodo de grandes diseñadores de la pasarela neoyorquina abre paso a otras marcas, como Bottega Veneta, o Juicy Couture, que pondrá a desfilar sus archiconocidos chándales de velvetón por primera vez en una Gran Manzana tomada por los “influencers”.
Algunas firmas aprovecharán la popularidad en redes sociales de esas figuras y presentarán sus propuestas en lugares muy aptos para Instagram o Snapchat: Derek Lam lo hará junto a una piscina y J.Mendel en la lujosa pastelería Ladurée, según la revista Vogue.
La “descentralización” de la NYFW comenzó en 2010, cuando el Lincoln Center, situado al oeste de Central Park, sustituyó como sede al céntrico Bryant Park, y a día de hoy las pasarelas se reparten entre los Spring Studios de Tribeca, el Pier 59 de Chelsea y espacios elegidos por cada casa de moda a lo ancho y largo de la ciudad.
En medio de todos los cambios, también prima la sensación de que la manera de llevar las colecciones al público, especialmente en la era digital, se está “pasando de moda”, según apuntan medios especializados, entre ellos The New York Times.
Por eso surgió el movimiento “See now, buy now” (lo veo, lo compro), un carro al que siguen subidos Ralph Lauren o Tommy Hilfiger, aunque otros como Tom Ford, que presentará colecciones para hombre y mujer, han decidido dar marcha atrás y disfrutar del tradicional margen de seis meses entre la pasarela y la compra.
Como una forma más de expresión, la moda adoptará también una posición política con un evento dedicado al movimiento “Me too”, días después de que la misma Diane Von Furstenberg, directora del CFDA, proclamara “tolerancia cero” hacia el acoso sexual en la industria, sacudida por acusaciones contra reconocidos fotógrafos.