A finales de 2017 había 262 periodistas encarcelados en todo el mundo, “el número más alto jamás registrado por el Comité para la Protección de Periodistas”, declaraba este viernes en Naciones Unidas el director ejecutivo de esa organización, Joel Simon, durante un evento titulado “La prensa tras las rejas: socavando la justicia y la democracia”.
“El encarcelamiento de periodistas es una brutal forma de censura que tiene un profundo impacto en el flujo informativo alrededor del mundo. Ha llegado el momento de hablar y de dar nombres”, destacó al afirmar que hay 3 países -Turquía, China y Egipto- que tienen más reporteros encarcelados que todos los demás juntos. Simon quiso destacar que la reunión de hoy estaba dedicada a cinco casos de reporteros que sacrificaron su libertad para mantener informadas a sus comunidades y al mundo.
El caso que suscitó más relevancia fue el de los periodistas birmanos de la agencia Reuters Wa Lone y Kyaw sae Oo, quienes fueron condenados a siete años de prisión por un tribunal de Myanmar tras revelar una matanza de rohinyás por parte del ejército de ese país el año pasado. La sentencia consideró que los periodistas violaron una ley de secretos oficiales que data de épocas coloniales.
El juicio de Myanmar fue “un simulacro”
“Su injusto encarcelamiento no solo viola sus derechos individuales, sino también los de los asistentes a este evento y los de todo el mundo”, dijo Simon al destacar que encarcelar periodistas es un tema que se ha discutir en las agendas de los líderes mundiales reunidos estos días en la ONU durante el debate general de la Asamblea.
La abogada y activista Amal Clooney, que representa a la agencia de noticias y a los dos reporteros en este caso, calificó el juicio al que fueron sometidos como una simulación.
“Wa Lone y Kyaw sae Oo han sido separados de sus familias por casi un año y desfilaron a un tribunal para una farsa de juicio. La draconiana condena a siete años es una parodia de la justicia y su liberación depende del gobierno”.
A continuación, Clooney enumeró tres razones por las que considera el caso fue un error judicial.
En primer lugar, los propios testigos de la fiscalía se contradijeron.
Según la abogada, un policía de rango superior, que debía repetir “las mentiras de la Fiscalía”, anunció durante el juicio que se sentía obligado a preservar la integridad de su profesión y a decir la verdad.“Dio un testimonio explosivo confirmando que hizo que un general de brigada de la policía les dijera a sus subordinados que pusieran documentos oficiales en posesión de Wa lone y lo arrestaran, o se enfrentaran a la cárcel si se negaban a hacerlo.”
El policía fue sentenciado a un año de prisión tras su “heroico” testimonio y continúa encarcelado, mientras que otros testigos de cargo “se desmoronaron uno a uno en el estrado”, destacó.
A continuación, manifestó que se les condenó sin la evidencia de un crimen ya que “una condena en virtud de la Ley de secretos exige que alguien haya recogido o compartido información con la intención de perjudicar al Estado”. Pero los documentos que estaban en manos de los periodistas cuando fueron arrestados “no eran secretos de Estado, en realidad ni siquiera eran secretos”.
Por último, declaró que el juicio violó el derecho fundamental a las garantías de debido proceso.
“No se dio suficiente información a los periodistas sobre los cargos, se les negó el acceso a pruebas clave, fueron interrogados durante semanas sin la presencia de un abogado, los llevaron a un centro de interrogación secreto, se les mantuvo incomunicados y encapuchados, se les impidió dormir y fueron presionados a firmar declaraciones contra su voluntad, se destruyó evidencias exculpatorias y, lo más importante, no hubo presunción de inocencia”, detalló
Finalmente, destacó las reacciones críticas que suscitó la condena tanto a nivel nacional como internacional.
El Gobierno de Myanmar puede intervenir
Clooney recordó que la suerte de los periodistas puede variar en caso de intervención presidencial ya que, según el artículo 204 de la Constitución, “le puede conceder un indulto en cualquier momento después de una condena”.
“El caso empezó con una autorización gubernamental al más alto nivel que llega hasta la oficina del presidente, y el gobierno puede finalizarlo hoy si quiere”.
En relación con la líder de facto, Aung San Suu Kyi, indicó que en el pasado alabó el valor del periodismo, la denuncia de crímenes y la libertad de expresión, y que por ese motivo sabe que las matanzas masivas “no son un secreto de estado y que revelarlas no convierten a un periodista en un espía”.
La abogada destacó que, como exprisionera política en celdas de Myanmar, Aung San Suu Kyi, debería saber “mejor que nadie” que, a día de hoy, tiene “la llave”. . ”La llave de la libertad, la libertad de reunir a los presos con sus familias, la llave para la libertad de prensa, la llave de la verdad y de la rendición de cuentas y la llave para que Myanmar sea más próspero y democrático. La historia juzgará su respuesta”, finalizó Clooney.
Otros casos en Egipto, Bangladesh y Kirguistán
Durante el evento también se trataron los casos del bloguero Alaa Abdel Fattah y del fotoperiodista Mahmoud Abou Zeid, encarcelados en Egipto; del fotoperiodista Shahidul Alam, en prisión en Bangladesh; y del periodista Azimjon Askarov, que cumple cadena perpetua en Kirguistán.
Noticias ONU