ST. PETERSBURG, Florida.- El receptor Welington Castillo, de los Medias Blancas de Chicago, fue suspendido el jueves 80 partidos por violar el programa antidopaje de las Grandes Ligas, aumentando la lista de peloteros dominicanos que han recibido sanciones por el uso de sustancias prohibidas en el béisbol norteamericano.
El castigo para Castillo ocurre una semana después de que la oficina del comisionado estremeciera la industria al anunciar una sanción por dopaje contra el estelar intermedista Robinson Canó, de los Marineros de Seattle.
Castillo y Canó, quienes entrenan juntos en República Dominicana durante el invierno, son las últimas adiciones a la lista de jugadores sancionados de la isla caribeña.
Los números hablan por sí solos. Los cinco jugadores de rosters de 40 de las ligas mayores que ha sido suspendidos por MLB por violar la política antidopaje en el 2018 son dominicanos. El receptor Raudy Read, de los Nacionales de Washington, fue el primero el 7 de febrero, una semana antes de que arrancaran los entrenamientos primaverales, y luego siguieron el jardinero Jorge Bonifacio, de los Reales de Kansas City; el torpedero Jorge Polanco, de los Mellizos de Minnesota; Canó y Castillo.
También fueron quisqueyanos los únicos dos castigados en 2017 (el jardinero Starling Marte, de los Piratas de Pittsburgh, y el lanzador David Paulino, de los Astros de Houston). Además, son quisqueyanos ocho de los últimos diez y 10 de 16 suspendidos en los últimos tres años.
Desde que las ligas mayores y la Asociación de Peloteros aprobaron, en el 2005, un Programa Conjunto de Prevención de Drogas y Tratamiento han sido emitidas 73 suspensiones y 31 de las mismas involucraron a dominicanos –los peloteros norteamericanos le pisan los talones a los dominicanos con 28 peloteros sancionados–, incluyendo al lanzador Jenrry Mejía, quien es el único beisbolista expulsado permanentemente del juego por dar positivo en tres ocasiones.
El torpedero Neifi Pérez (2007), el jardinero Manny Ramírez (2009 y 2011) y el lanzador Guillermo Mota (2006 y 2012) también tuvieron múltiples sanciones, mientras que el antesalista dominiconortemericano Alex Rodríguez recibió, en el 2013, un castigo histórico de 211 partidos por su rol protagónico en el escándalo de la clínica Biognénesis.
Posteriormente la suspensión fue reducida a los 162 encuentros de la temporada del 2014, convirtiendo a «A-Rod» en el primer pelotero de las ligas mayores que fue suspendido por un año complete.
Las suspensiones no solamente han manchado los nombres de los afectados directos y llevado dolores de cabeza a sus familiares y relacionados, además de vergüenza e indignación a un alto porcentaje de la población dominicana, sino que además ha costado mucho dinero a los castigados.
En el caso de Mejía, quien era el cerrador de los Mets de Nueva York, la expulsión permanente le impide realizar lo único que sabe hacer en la vida y tronchó un futuro que parecía garantizado, desde el punto de vista exlcusivamente económico.
«A-Rod» dejó de cobrar $22,3 millones de dólares de su salario de $25 millones del 2014 y perdió un acuerdo por mercadeo de cifras redondas que tenía en su contrato y otros millones en contratos publicitarios, producto de la suspensión.
Canó, quien tiene un contrato que le paga exactamente $24 millones anuales entre el 2014 y 2023, no recibirá cerca de $12 millones por los 80 partidos que dejará de jugar en 2018; Ramírez dejó en la mesa $7,7 millones en el 2009 y cerca de $2 millones en el 2011; Castillo perderá casi la mitad de su sueldo de $7,25 millones de esta temporada y Marte no cobró $2,2 millones en el 2017.
Peor aún: «A-Rod», Ramírez y Canó eran considerados grandes candidatos al Salón de la Fama de Cooperstown antes de ser suspendidos. Hoy, eso ya no luce tan seguro.