México.- El perdón de una víctima y propuestas polémicas como la despenalización de las drogas o la amnistía a criminales llevan a un choque de opiniones que afecta al futuro mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador.
“La amnistía es algo engañoso y mucha gente la va a usar para perjudicar, y por ello es muy importante analizarla para que las autoridades establezcan y sepan a qué se están enfrentando”, dijo hoy a Efe Rogelio Amaya, víctima de tortura y encarcelado durante cuatro años.
Amaya, quien este martes participó en Ciudad Juárez en el primer “Foro Escucha para Trazar la Ruta de Pacificación del País y la Reconciliación Nacional”, organizado por López Obrador, refleja el parecer de muchas víctimas de violaciones a derechos humanos en México.
Acusado de participar en 2010 en un atentado con coche-bomba en esta fronteriza ciudad, fue torturado por fuerzas de seguridad y encarcelado. Cuatro años después, fue absuelto.
“Primero es la justicia, y ya veremos si se puede con la ley de amnistía”, comentó a Efe Lourdes Alarcón, madre de Pamela Leticia, una joven desaparecida en 2010, cuando fue parada por presuntos elementos de seguridad en un retén.
“No hay que olvidar, pero sí estoy a favor del perdón”, dijo López Obrador al inaugurar el foro y ante la atenta mirada de decenas de víctima de la violencia que irrumpieron en la sala.
“¡No se puede perdonar!”, le llegó a espetar, sin tapujos, la madre de una víctima.
Pero más allá del momento de tensión, propio de un país que acumula más de 37.000 desaparecidos y unos 200.000 muertos en una década, la realidad es que las víctimas de la violencia ven con cierto recelo esta posible amnistía y perdón a criminales.
De poco sirve que el futuro gabinete del izquierdista haya desmentido que se busque amnistiar a narcotraficantes o condonar delitos graves.
“No estamos hablando de delitos de lesa humanidad, no estamos hablando de desapariciones forzadas, estamos hablando de las personas que trasiegan o cultivan drogas”, explicó a Efe Olga Sánchez Cordero, futura ministra de Gobernación y mano derecha de López Obrador.
Además del temor de muchos a amnistiar a criminales, también planean dudas acerca de la despenalización de drogas.
“Hay una política de prohibición y punitiva de la droga. (…) Con una política de no prohibición, (los hoy detenidos) podrían tener otra suerte”, puntualizó Sánchez Cordero, que apuesta por una paulatina despenalización de las drogas, empezando por la marihuana o el cultivo de amapola, un opiáceo con el que se produce heroína.
No obstante, entre entidades civiles e incluso consumidores las opiniones son de nuevo encontradas.
Para María Elena Ramos, directora de Programa Compañeros, despenalizar y “poner condiciones” para que el consumo sea seguro beneficiaría a los adictos a las drogas.
Y su entidad civil, que lleva 32 años brindando asistencia a drogodependientes en Ciudad Juárez, en el estado de Chihuahua, podría instalar clínicas de inyección supervisada sin enfrentar problemas con las autoridades.
No obstante, Adrián Ríos, director de la Unidad de Hospitalización del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de esta misma ciudad, dijo citando estudios científicos que la legalización de drogas como la marihuana no disminuiría su consumo.
“Este tipo de estrategias deben ser bien sustentadas, no nada más tomadas desde lo político”, señaló a Efe, y consideró que, detrás de medidas como la legalización, podría incluso haber un interés económico.
Katia Sagaón, una exconsumidora con un largo historial en tranquilizantes y cocaína, explicó a Efe que no tiene “problema” con la despenalización de las drogas. “Uno no consume porque esté ahí la droga. Uno consume porque no hay atención, ni educación. Hay abusos y hay violencia”, destacó la mujer, internada en el CIJ.
Incluso el Gobierno de Estados Unidos se ha referido a la propuesta y se opuso a que México legalice “todas las drogas”, si bien tergiversando las palabras de Sánchez Cordero, que se refirió a ciertos narcóticos.
En este primer foro por la paz, cuyo lema es “con las víctimas al centro”, quedó patente que ambos temas, especialmente la amnistía, podría generar fricciones entre López Obrador y el electorado, que lo apoyó en un 53 % en los comicios del 1 de julio.
No obstante, por el momento todavía se impone la ilusión del cambio en un país con un gigante reto, terminar con una ola de violencia que dejó 31.174 homicidios en 2017, la cifra más alta en dos décadas.
Del alrededor de 40 foros que se celebrarán en todo México “esperamos mucho, porque hay mucha gente que ha sufrido y no se le han respetado los derechos humanos, y este es el primer Gobierno que hace esto. Tenemos fe y esperanza en López Obrador”, que asumirá el cargo el 1 de diciembre, concluyó Amaya. Martí Quintana EFE