SANTIAGO DE CHILE.- EFE- El incendio forestal declarado hace casi un mes en el sur de Chile, calificado por las autoridades como “uno de los más grandes en la historia del país”, ha consumido 11.500 hectáreas y colmado los nervios de los vecinos de las localidades aledañas.
Bajo el lema “Se está quemando el parque y nadie hace nada”, cientos de vecinos de la localidad de Molina, en la Región del Maule, a 200 km de la capital chilena, se manifestaron este domingo contra la gestión de la extinción de un fuego que se declaró hace 23 días.
“El acceso en las quebradas ha hecho imposible llegar con personal a los focos más específicos de incendio, la geografía de la zona no nos permite llegar, solo hemos podido con los aviones y con helicópteros, lo que ha hecho más largo el proceso”, explicó este lunes el director regional de la Corporación Nacional Forestal (Conaf), Marcelo Mena.
El incendio obligó a la Oficina de Nacional de Emergencia (Onemi) a declarar hace varias semanas el estado de “alerta roja” en la zona y a evacuar dos sectores habitados en las cercanías, medida que afectó a unas 150 personas.
Además, como medida preventiva se cerraron las inmediaciones del parque nacional “Radal Siete Tazas”, una de las 105 regiones naturales conservadas por sus ecosistemas y por las especies de fauna y flora autóctona que lo habitan, y un espacio de actividades recreativas y al aire libre.
Según informó este lunes la Conaf, hay 33 brigadas trabajando para sofocar el incendio entre el personal del cuerpo de bomberos, las Fuerzas Armadas y Carabineros (Policía chilena).
Además, 33 aeronaves entre aviones y helicópteros trabajan sobre la cordillera de Los Andes, donde se emplaza el parque nacional, junto a 17 maquinarias terrestres entre recursos públicos y privados.
En los últimos cinco años, Chile ha registrado un promedio de 6.511 incendios por temporada que han afectado una superficie media de 177.000 hectáreas.
A comienzos del pasado octubre, el Gobierno de Chile anunció una inversión de 120.000 millones de pesos (unos 165 millones de dólares) en un plan para la prevención y el combate de los incendios forestales durante el verano austral, el más seco de los últimos 60 años en el país.
“Si ustedes miran la vegetación del sector, hay un estrés hídrico producto de la sequía muy grande y la vegetación realmente es muy densa. Cuesta mucho apagar estos incendios”, reconoció hace unas semanas el ministro de Agricultura, Antonio Walker, durante una visita a la zona. EFE