El estudio, realizado por el Departamento de Genética y Biología Molecular, observó la disminución de los niveles de glucosa en ayunas y un aumento moderado en la funcionalidad de las células beta del páncreas, que es donde se produce la insulina, además de una regulación de las bacterias estomacales.
Los resultados surgen a partir de pruebas en 35 personas entre los 20 y 40 años- mitad hombres y mitad mujeres- que consumieron durante un mes una lata de cerveza sin alcohol tipo Lager de 355 mililitros acompañada de alimentos.
Hubo un seguimiento periódico al inicio, a los 15 días y finalmente el último día donde se obtuvieron medidas de sus características antropométricas y se hicieron pruebas bioquímicas que evaluaron los metabolitos en sangre.
La investigación observó también un cambio en la diversidad de la microbiota intestinal de las personas participantes, donde la abundancia relativa de bacterias que tenían originalmente se modificó presentando mayor abundancia de la bacteria llamada Bacteroidetes, en relación a otra conocida como Firmicutes.
Cuando existe sobrepeso u obesidad, los seres humanos presentan un desbalance entre estos dos tipos de bacterias en el colón.
Por lo tanto, aunque la cantidad de Bacteroidetes disminuye, el consumo de cerveza la aumenta y equilibra la relación entre ambas bacterias, traduciéndose en un beneficio para la salud.
“No se observó que la ingesta de cerveza tuviera un efecto negativo en la capacidad fermentativa de la microbiota, aunque hayan aumentado los Bacteroidetes”, aclara el comunicado de la institución.
El estudio reveló también que no existe relación entre el consumo de cerveza y el aumento del índice de masa corporal de las personas.
“Esto muestra que el consumo de cerveza en forma moderada no genera aumento de grasa ventral, ni causa obesidad y tampoco aumenta la presión arterial”, precisó el líder de la investigación, Jaime García Mena.