Fernando Karadima es escoltado a su salida de una audiencia en la Corte Suprema chilena en 2015
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EL VATICANO — El papa Francisco tomó la medida inusual de expulsar del sacerdocio a un clérigo en el centro de un escándalo de abuso sexual. En una declaración, el Vaticano indicó que el pontífice había invocado su “autoridad suprema” para la expulsión de Fernando Karadima, chileno de 88 años, que originalmente había sido sancionado por la Santa Sede en 2011 a una vida de “penitencia y oración” por denuncias de abuso sexual de menores.

“El pederasta Karadima expulsado del sacerdocio. Nunca pensé que vería este día”, tuiteó Juan Carlos Cruz, un sobreviviente de los abusos de Karadima y principal impulsor de la justicia para las víctimas y una reforma de la jerarquía chilena. “Agradezco que el papa Francisco haya tomado esta determinación al fin”.

La sanción de penitencia ha sido el castigo típico del Vaticano para sacerdotes de edades avanzadas que son declarados culpables de de violaciones y abusos sexuales de niños. En el caso de Karadima y de otros, ha sido criticada como una decisión que no corresponde a la gravedad de sus crímenes.

El Vaticano dijo que Francisco tomó la “decisión excepcional” por el bien de la Iglesia católica romana, pero no indicó si se debe a nueva evidencia en medio de un creciente escándalo por abusos eclesiásticos en Chile.

Con la decisión, el papa posiblemente busque demostrar una posición más dura frente a los abusos sexuales y a acusaciones de un exnuncio de que habría protegido a un cardenal estadounidense pese a denuncias de abuso similares a las de Karadima.

Las víctimas de Karadima elogiaron la medida, aunque recalcaron que es tardía.

Esta es la segunda expulsión del sacerdocio para un cura chileno en un mes: el 15 de septiembre, la arquidiócesis de Santiago anunció que el papa expulsó al padre Christian Precht ex officio et pro bono Ecclesiae: bajo su propia autoridad y por el bien de la Iglesia.

Desde la izquierda: Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, víctimas en su juventud de los abusos del sacerdote pedófilo chileno Fernando Karadima, en una conferencia de prensa en Roma el 2 de mayo de 2018

A principios del año, Francisco provocó una crisis al defender enérgicamente a uno de los protegidos de Karadima, el obispo Juan Barros, acusado de haber presenciado los abusos de Karadima y mantenerse callado.

Francisco calificó esas acusaciones de “calumnias” con fines políticos y defendió su decisión de 2015 de nombrar a Barros obispo de una pequeña diócesis chilena. Ante el furor, el papa dispuso una investigación, la cual sacó a la luz los abusos y encubrimientos por parte de la jerarquía chilena durante décadas.

El pontífice entonces ofreció disculpas a las víctimas y dispuso compensaciones, entre ellas que todos los obispos en activo en Chile ofrecieran sus renuncias.

Hasta la fecha ha aceptado la renuncia de Barros y otros seis de los más de treinta prelados.

The New York Times