Santiago- La trampa se nos encajó en las costillas. Se hace trampa en lo chiquito, con lo grande. Se estafa en los materiales para construir. Se ofrece en planos un residencial de pocas viviendas y luego se multiplica a costa de quienes pagaron un trazado original.
Conozco constructoras muy publicitadas e ingenieros civiles en Santiago que les roban en la cara a las familias adquirientes sin que exista un lugar para al menos desahogarse.
Se engaña con los alimentos y medicinas. Se imprimen nuevas etiquetas para engordar un negocio a costa de pacientes confiados en recuperar la salud. Recuerden la tramposa práctica del político José Cruz en Santo Domingo.
La trampa, el negocio, el por ciento, la reclamada comisión están por encima de todo. Es una cultura aprendida y fortalecida en el presente que cierra brechas al espíritu emprendedor. Y que amenaza a la gente de proceder honesto.
El Caso Odebrecht es una trampa costosísima y a la vez un circo donde los pocos imputados permanecerán (por marrulla política) más tiempo en audiencias que en celdas aclimatadas.
¨Odebrecht es el ejemplo más representativo del sistema de impunidad y corrupción que opera a nivel nacional. La homologación de un acuerdo deficiente, junto a la tímida investigación y posterior instrumentación débil del expediente, nos alertan como pueblo de que no existe un interés en sancionar el profundo entramado público-privado que llevó a esta empresa a administrar fondos del Estado superiores a los 5,000 millones de dólares en los últimos 17 años¨ reza un manifiesto firmado por munícipes cibaeños.
Por la trampa que nos atrapa es preciso unirse a la Marcha del Millón contra la impunidad este domingo 12 de agosto en Santo Domingo. Si la pasividad y el silencio nos ganan la batalla, sucumbiremos por muerte lenta; sin moral, sin presente, sin futuro, sin país.
Por : Grisbel Medina R.