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La gran cantidad de tareas diarias que la mayoría tenemos hoy en día requiere de una mayor demanda en cuanto a cantidad de horas despiertos para poder atender todos los compromisos con el trabajo, la casa y la vida social. Y es que por más que duermas (o creas que duermas) sentir ese inesperado e intenso agotamiento llega con un sentimiento de impotencia y desesperación al no poder controlar el deseo de dormir. Pore eso, te compartimos algunas de las razones por las que la fatiga te afecta mucho más que atros, así como algunos remedios para combatirla.

1 TIENES UNA MALA CALIDAD DE SUEÑO

Se trata de la razón más evidente, pero también la más difícil de controlar. Un sueño de mala calidad es una causa común de fatiga, pues ni el cuerpo ni la mente tienen tiempo para recargar la energía que pierde durante el día. El cuerpo hace muchas cosas mientras duerme, incluyendo agilizar la memoria y la liberación de hormonas que regulan el metabolism. De acuerdo a la American Academy of Sleep Medicine and Sleep Research Society, los adultos necesitamos 7 horas de sueño para considerarse reparador, algo que muchos no cumplen. Por otro lado, dormir a horas inadecuadas también contribuye a la fatiga, es decir, si duermes durante el día en lugar de en la noche, interrumpes el ritmo circadiano de tu cuerpo y se alteran los cambios biológicos que se producen en respuesta a la luz y la oscuridad durante el día.

2 ESTÁS TOMANDO DEMASIADO CAFÉ

El café es por lo general la primera opción de muchos para mantenerse despiertos, sin embargo, sus beneficios antioxidantes quedan mitigados con la dependencia y deshidratación que provoca. The National Sleep Foundation afirma que la cafeína interfiere en la producción de cortisol (la llamada “hormona del estrés”), provocando que te alteres y mantengas alerta cuando no debes estarlo. Lo mismo pasa con las bebidas energéticas ya que generan una fatiga de rebote una vez que pasan los efectos de la cafeína y el azúcar. Lo mejor es beber máximo dos tazas por la mañana y en la tarde reemplazarlo por una infusión energética (té natural) o una bebida con matcha.

3 ESTÁS DESHIDRATADA

El agua ayuda a equilibrar las vitaminas, nutrientes y minerales en tu cuerpo, reponiendo todo lo que pierdes durante el día a través de la orina, el sudor y la respiración, haciendo que funcione correctamente. Tomar agua antes de dormir ayudará a que tu cuerpo se relaje y reponga completamente y despiertes con más energía. Si no te estás hidratando lo suficiente, es muy probable que la fatiga te ataque. Por eso la clave está en elegir beber agua por encima de bebidas carbonatadas o endulzadas para mantener buenos niveles de hidratación y concentración durante el día.

4 TUS NIVELES DE ESTRÉS ESTÁN POR LOS CIELOS

El estrés crónico puede tener un efecto importante en tus niveles de energía, calidad de sueño y por ende, de vida. Aunque tener cientos de cosas que hacer y en qué pensar todo el día ya es algo cotidiano, los niveles excesivos están muy relacionados con la fatiga, ya que provoca la estimulación y alteración del organismo cada vez que desempeñas una actividad intelectual que requiere un alto nivel de atención. Cada vez que trabajas antes de dormir, la mente se estresa, por lo que te sera difícil conciliar el sueño. Practicar yoga y meditación pueden ayudar a tranquilizarte y olvidarte de lo que te causa malestar e inquietud.

5 NO ESTÁS RECIBIENDO LOS SUFICIENTES NUTRIENTES

Una dieta desequilibrada puede bajar tus niveles de energía. Según The American Heart Association, consumir la cantidad adecuada de calorías, además de ayudar a controlar tu peso y mantener tus funciones corporales en orden, también puede contribuir a prevenir el cansancio. Cuando consumes pocas calorías, tu metabolismo comienza a funcionar más lento con el fin de conservar la energía, lo que provoca fatiga. Incluir alimentos ricos en proteínas como pescado, carne, huevos y frijoles ayuda a aumentar tus niveles de energía. Evita los alimentos procesados y con alto nivel de azúcar ya que producen un aumento en los niveles de azúcar en la sangre, provocando que te sientas ansiosa, acelerada y con ganas de consumir más cuando los efectos bajen.

6 NO ESTÁS HACIENDO SUFICIENTE EJERCICIO

El sedentarismo es una mala opción si pretendes mantenerte despierta con tanto estrés y trabajo de por medio. Aunque parezca que hacer ejercicio hará que te sientas más cansada, en realidad te ayudará a sentirte con más energía gracias a la producción de endorfinas (hormonas de la felicidad y el bienestar). Además de esto, te ayuda a despejar la mente, lo que favorece la creatividad y agilidad mental. Si te es imposible ir a un gimnasio o al parque a correr, opta por tomar las escaleras en lugar del ascensor y camina en lugar de conducir distancias cortas.

Por: Karen Hernández
nuevamujer.com