HOUSTON.- Los Houston Rockets se han colocado a un paso de la gran final de la NBA al derrotar a los Golden State Warriors por 98-94 en el quinto partido de la final de la Conferencia Oeste. El equipo texano ha sabido sobrevivir a un discreto partido de su gran estrella James Harden, que ha acabado con 19 puntos pero ha fallado sus 11 lanzamientos triples, para doblegar a unos Warriors que tuvieron un ataque para ganar el partido pero lo desperdiciaron al perder la pelota Draymond Green. Tras la subsiguiente falta, Eric Gordon certificó la victoria de los Rockets con dos tiros libres a dos segundos del final.
Los Rokets mandan en la serie por 3-2
Los Warriors, vigentes campeones, se ven contra las cuerdas por culpa de su mal final de partido en los últimos dos encuentros. En el anterior de Oakland perdieron una ventaja de 12 puntos en el último cuarto para acabar cediendo por 92-95, perdiendo así la ventaja de campo con la que se habían hecho ganando un Houston el primer partido de la serie. Esta vez los californianos no han sabido gestionar bien los minutos finales, en los que han acumulado errores. Primero un saque de banda tras tiempo muerto en el que Looney ha entregado el balón a Harden para una fácil canasta en contraataque que ha puesto la máxima diferencia del período final (88-82). Luego, y con 95-94 en el marcado, un fallo de Quinn Coook en el triple cuando estaba solo a 42 segundos del final y otro de Stephen Curry a diez segundos del final cuando los Warriors buscaban la canasta ganadora con idéntico marcador. Y finalmente la pérdida de Draymond Green cuando volvían a atacar para empatar o ganar el partido después de que Ariza solo convirtiera un tiro libre a 6 segundos del final (96-94). Eric Gordon no fallaría ninguno de los dos de que dispuso poco después y sentenciaría el duelo.
La victoria premia el mayor dominio de los Rockets, que empezaron mucho más centrados que su rival y supieron mantener el temple tras la reacción de Golden State. El mal arranque de Curry y Thompson, inéditos en el primer cuarto, permitió a Houston abrir una brecha de 11 puntos bien pronto (19-8). Kevin Durant estaba muy solo en el ataque visitante, lastrado por sus pérdidas de balón, pero a la que Thompson y Curry despertaron en el segundo cuarto convirtieron un 28-17 en el 45-45 del descanso. El otro factor que hizo que los Rockets perdieran su ventaja fue su desacertada apuesta por los triples (6/24, un 25%).
El encuentro entró entonces en una fase de máxima igualdad, con ninguno de los dos equipos disfrutando de más de tres puntos de ventaja en el tercer cuarto. Houston vivió entonces en ataque de Chris Paul, autor de 18 de sus 20 puntos tras el descanso. El base compensaba el mal día de Harden, nulo desde el exterior (acabaría con 0 de 11 triples) y que solo sumaba con penetraciones y tiros libres.
Los Warriors entrarían un punto arriba en el último cuarto (70-71) pero no supieron aprovechar la mayor presión que pesaba sobre las espaldas de los locales, que jugaron solo con siete jugadores pero no parecieron acusar al final un mayor cansancio. Varias acciones de Paul y Gordon dieron el mando a Houston, que aprovechó el regalo de Looney para abrir una brecha de 6 puntos (88-82) que parecía enorme tal como estaba yendo el partido. Fue Draymond Green quien dio vida a Golden State con un palmeo y un triple que colocaba el 95-94 a poco más de un minuto para el final.
En el último minuto Houston no acertó en sus ataques, dando una última bala a su rival. Pero los Warriors también fallaron, dejando pasar una oportunidad que puede acabar costándoles la posibilidad de defender su anillo de campeón en la gran final de la NBA. Para poder hacerlo deberán ganar dos partidos seguidos, el primero la madrugada del sábado a domingo en su cancha y, de conseguirlo, uno más la madrugada de lunes a martes, de nuevo en el Toyota Center de Houston. Habrá que ver si puede jugar Chris Paul, que en una de las últimas jugadas del partido se lesionó en un muslo y este viernes será examinado por los doctores de los Rockets.