Hay palabras que en algún momento se hicieron marcas registradas: thermo, teleprompter, aspirina, videotape, entre muchas otras. Pero estas perdieron su status después de que su nombre se volviera demasiado genérico y cayeran víctimas de lo que se conoce como “genericidio”. Y ahora es la Suprema Corte estadounidense quien tiene que decidir si la palabra “google” cae en esta categoría. Cabe señalar que el gigante de las búsquedas ya ha ganado el caso en cortes menores.
Pero ahora la demanda indica que Google no puede usarse como marca registrada porque la palabra “google” es sinónimo (para el público) con el término “búsquedas en Internet”. No existe otra palabra más precisa que ésta par definir que se está haciendo una búsqueda en la red de redes, de acuerdo a la petición expresada a la Suprema Corte.
La marca Google tiene ya algunas disputas legales desde el 2012, cuando Chris Gillespie registró 763 dominios que combinan la palabra “google” con otras palabras y frases, incluyendo “googledonaldtrump.com”. Google se quejó mencionando la resolución sobre los nombres de los dominios, la cual busca uniformizar criterios sobre cómo deben crearse y en ese caso Google ganó. Con ello, todos esos sitios web tuvieron que darse de baja.
Gillespie, sin embargo, decidió demandar a Google para invalidar su marca registrada. El 9o circuito de apelaciones de la Corte estadounidense indicó que el gigante de las búsquedas podía mantener su nombre incluso aunque “google” se pudiese interpretar como sinónimo de buscar en Internet. Una razón para ello es que Google no es sólo un buscador.
“Incluso si asumimos que el público use “google” como verso, en un sentido genérico e indiscriminado, esto no dice nada sobre cómo el público entiende de forma primaria la palabra por sí misma, sin tomar en cuenta su función gramatical, con respecto a los motores de búsqueda en Internet”, de acuerdo con la resolución de la corte de apelaciones de San Francisco.
El panel de apelaciones dijo que se pierde el derecho a la marca (y ocurre un genericidio) cuando el nombre se convierte en un “descriptor exclusivo”, que hace que los competidores puedan luchar por el gusto de los consumidores si están obligados a usar ese nombre.
Pero Gillespie no está conforme y ha apelado a la Suprema Corte. La petición es que esta instancia revise el resultado ya dado por la corte de apelaciones. Puede que esto lleve meses antes de que la justicia decida el resultado final de esta disputa.